sábado, 12 de noviembre de 2022

El hundimiento del acorazado alemán "Tirpitz"

 

Tal día como hoy, 12 de noviembre de 1944, después de muchos intentos durante un período de 2 años para hundir el Tirpitz, finalmente 32 bombarderos británicos Lancaster atacan y hunden el poderoso acorazado alemán Tirpitz.

El acorazado alemán Tirpitz, fue un buque que por su gran potencia y tamaño fue apodado "La reina solitaria del norte". Bautizado con el nombre de Alfred Von Tirpitz, almirante y héroe de la Marina Imperial alemana, durante la Primera Guerra Mundial, este poderoso acorazado se convirtió en el hermano gemelo de otro mítico acorazado de la marina alemana, el Bismarck.

El Tirpitz fue botado el 1 de abril de 1939 en los astilleros de Wilhelmshaven . El gigantesco acorazado se hizo a la mar en marzo de 1941 para comenzar unas maniobras al mando de Friedrich Karl Topp. Tras recibir la visita del propio Adolf Hitler, interesado en comprobar los progresos de esta joya de la Armada, el Tirpitz fue nombrado buque insignia de la Marina de Guerra Alemana.

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética, en junio de 1941, el acorazado actuaba como buque insignia de la Flota del Báltico, y acompañado por cuatro cruceros ligeros y varios destructores, recibió la orden de poner sitio al puerto soviético de Leningrado. La Flota Roja del Báltico, cogida por sorpresa, no tuvo opción en ningún momento y con la misión cumplida, el Tirpitz regresó a puerto alemán hasta el 14 de enero de 1942, cuando puso rumbo al mar del Norte con la misión de interceptar los convoyes aliados que recorrían aquella zona.

El destino del acorazado alemán era Noruega, y nada más llegar se trasladó a un fondeadero seguro para no ser localizado. Pero a pesar de que se tomaron todas las medidas de seguridad, el Tirpitz fue avistado por una flotilla de reconocimiento aéreo británica. Cuando el primer ministro, Winston Churchill, fue informado de la presencia del Tirpitz en aguas noruegas,, ordenó una incursión aérea nocturna que acabó en fracaso.

A continuación, el Tirpitz, fondeó junto al fiordo de Fættenfjord; allí se hallaba protegido por un amplio dispositivo antiaéreo, además de por barreras de boyas y submarinos que patrullaban la zona constantemente. Los alemanes no querían cometer los mismos errores que provocaron el hundimiento del Bismarck en mayo de 1941, por lo que en esos momentos el Tirpitz se limitaba a participar en misiones muy concretas, en parte también debido, a la carestía de combustible.

El 6 de marzo de 1942, el Tirpitz, junto con tres destructores, puso rumbo al océano Ártico, con el objetivo de interceptar a los convoyes aliados, que navegaban por la zona. La Marina Real Británica había movilizado más de dieciocho naves, pero el 8 de marzo, ambas flotas se cruzaron en sentido contrario, sin avistarse a causa de una espesa niebla. A pesar de ello, al día siguiente una escuadrilla de aviones británica avistó al Tirpitz, aunque no solamente fracasaron en su ataque al acorazado, sino que ademas dos fueron abatidos. Tras aquel encuentro, temiendo delatar su posición, se suspendió la operación y el buque se retiro al fiordo de Narvik, en Noruega.

Hundir al Tirpirz se convirtió en una prioridad para el Almirantazgo Británico y en una obsesión para Winston Churchill. El 31 de marzo de 1942, una escuadrilla de 34 bombarderos de la RAF localizaron al Tirpitz en su escondite y lo atacaron sin éxito: ninguna de sus bombas dio en el blanco y además cinco de sus aviones fueron abatidos. La cosa fue mucho peor durante la noche del 29 al 30 de abril, ya que las pérdidas británicas ascendieron a siete aeronaves.

En junio de 1942, el Tirpitz se hizo de nuevo a la mar junto con tres cruceros para emprender la Operación Rösselsprung, cuya misión era interceptar y hundir un convoy británico que transportaba suministros y material bélico. A pesar de haber sido localizado, y de que al parecer habría sufrido leves daños por el impacto de un torpedo ruso, la aparición del Tirpitz dejó sin escolta al convoy y a merced de la Luftwaffe, que acabó hundiendo 24 de los solitarios barcos.

De nuevo en alta mar, durante el mes de septiembre el Tirpitz participó en la invasión de la isla de Spitsbergen junto con el acorazado Scharnhorst y nueve destructores. Durante aquella misión, el Tirpitz bombardeó instalaciones militares y destruyó las baterías del Ejército Noruego, allanando el camino de las tropas alemanas, que desembarcaron el día 6 de septiembre. Tras esta misión, el Tirpitz puso rumbo al fiordo de Kaaf donde permaneció anclado de nuevo.

Tras varios intentos fallidos por parte de la Marina Real británica por hundir al Tirpitz, el Alto Mando alemán, consideró poco seguro el refugio noruego de Kaaf y el 19 de octubre de 1944 el Tirpitz fue trasladado al fiordo de Sandesund, donde el acorazado tendría la misión de actuar como si de una batería flotante se tratase, frente a una posible invasión de Noruega, por las tropas aliadas.

Los británicos, entonces, organizaron una enésima intentona para acabar con el acorazado. El 12 de noviembre de 1944, una escuadrilla de 31 bombarderos despegó de la base de Escocia, con la misión de hundir de una vez por todas el Tirpitz. Algo que al fin se lograría tras una hábil artimaña por parte de los aliados que los alemanes no supieron ver a tiempo.

Ocho cazas alemanes salieron a interceptar la escuadrilla británica, pero los alemanes no advirtieron que parte de la escuadrilla se había separado con el objetivo de distraer su atención y cuando los alemanes intentaron reaccionar, las bombas ya estaban cayendo sobre la cubierta del acorazado, matando a decenas de tripulantes. Una de las bombas impactó de lleno en la santabárbara del Tirpitz, lo que provocó una enorme explosión que escoró el acorazado hasta que acabó dándose la vuelta, bajo el agua. Debido a la poca profundidad del fiordo, la quilla permaneció a flote, lo que permitió el rescate de 397 tripulantes. Los británicos solo tuvieron que lamentar la pérdida de uno de sus aviones.

Con el hundimiento del Tirpitz, la marina alemana perdió el último de sus grandes acorazados y con él, su posición predominante en el mar del Norte. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Noruega, Gran Bretaña y la República Federal Alemana, dieron inicio al rescate y traslado de los restos del Tirpitz, una labor que se prolongó hasta el año 1957. Algunos de los restos fueron expuestos en diversos museos,y otros fueron vendidos como souvenirs para nostálgicos o amantes de los buques de guerra, por una compañía noruega.


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