Tal día como hoy, 30 de noviembre de 1936, el Palacio de Cristal de Londres que había sido construido para la Gran Exposición de 1851 es destruido por el fuego. El Crystal Palace durante la exposición reunió a 827,280 visitantes que pagaron un centavo por entrar dentro.
El 30 de noviembre de 1936 se incendió el Crystal Palace de Londres, destruyendo una de las obras emblemáticas de la ingeniería triunfante del hierro de la Revolución Industrial del siglo XIX, y ejemplo para construcciones similares en otros lugares, como el Palacio de Cristal del Retiro madrileño de 1887, además de su vinculación con el fenómeno de las Exposiciones Universales, propio de la época de la pujanza de las potencias europeas de la época industrial.
El Crystal Palace se construyó en hierro fundido y cristal en el Hyde Park, con motivo de la Gran Exposición Universal de 1851, inaugurada el primero de mayo de ese año. Al terminar el evento, fue trasladado al sur de Londres donde permaneció hasta su trágico final en noviembre de 1936.
La Exposición Internacional pretendía mostrar al mundo los prodigiosos inventos y avances en todos los terrenos de la nueva era industrial. La potente Gran Bretaña, taller del mundo y con el mayor imperio colonial existente, quería demostrar su preeminencia. El príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, fue el gran impulsor del acontecimiento.
Era el momento del triunfo de una burguesía financiera e industrial que acababa de asentarse claramente en el poder porque había cerrado el ciclo revolucionario en Europa occidental, y quería manifestar, satisfecha, sus conquistas en el ámbito material, además de querer maravillarse con materias y productos exóticos del mundo colonial.
Para albergar la maquinaria, técnicas, objetos, productos y materias primas había que construir un espacio grande, funcional y diáfano. Estas exigencias fueron ampliamente satisfechas por su creador, Joseph Paxton . Consiguió levantar en tan solo seis meses el Palacio, que tenía una superficie de setenta mil metros cuadrados, con más de tres mil columnas de hierro y trescientas mil láminas de vidrio. Paxton se basó en la idea de los invernaderos, ya que tenía amplia experiencia en los mismos.
Se le puede considerar como uno de los impulsores de estas construcciones para plantas, como lo demostraría con un diseño de invernadero de techo curvo para facilitar la iluminación en Chatsworth, o con la construcción de otro gran invernadero, en 1837.
El modelo de Paxton de hierro y vidrio fue profusamente empleado para las siguientes exposiciones universales. El momento cumbre del empleo del metal llegó con la Torre de Gustave Eiffel para la Exposición de París de 1889. Eiffel se convirtió en uno de los grandes ingenieros de la Historia. De su taller salieron obras fundamentales en hierro, como el Puente sobre el Duero de Oporto o el Viaducto sobre el Garabit en Francia.
En el mundo anglosajón destacaría William Fairbairn, fundamental por su empeño en construir edificios e infraestructuras útiles para el nuevo tiempo. El norteamericano James Bogardus se hizo llamar “arquitecto del hierro”, y ha pasado a la Historia por sustituir las paredes exteriores de los edificios por fachadas de hierro colado, realizadas con elementos prefabricados.
Parecía casi un símbolo que el Crystal Palace se quemara en 1936, en una época de intensa crisis y donde ya se había demostrado con la Gran Guerra que el progreso humano tenía serios límites o consecuencias terribles, como muy poco después quedaría definitivamente patente, con una nueva y más devastadora guerra.
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