Tal día como hoy, 3 de noviembre de 1957, se pone en órbita el primer animal en el espacio a bordo del Sputnik 2, una nave espacial rusa, y se convirtió en el primer animal vivo en entrar en la órbita de la Tierra. El animal en cuestión fue una perra, Laika que murió a las pocas horas tras despegar.
Esta pionera de cuatro patas no regresó. Se convirtió en la primera "víctima" de las aventuras espaciales, encabezando una lista que aumentaría a lo largo de los años con otros animales.
El pleno auge de la Guerra Fría, el líder soviético, Nikita Kruschev, que asumió el mando de la Unión Soviética dos años después de la muerte de Joseph Stalin, se enroló en una carrera espacial contra Estados Unidos, una disputa de poder ampliamente expuestas en la propaganda de ambos países.
Laika fue enviada al espacio, cuando aún no existía la tecnología para regresar a la Tierra. Su muerte era segura... Los dos imperios intentaban ampliar sus esferas de influencia en el mundo. "Conquistar el espacio" sería una demostración de fuerza, tecnología y desarrollo.
El primer satélite ruso desocupado, entró en órbita el 4 de octubre de 1957. Entusiasmado, el líder de la Unión Soviética exigió del ingeniero responsable del programa espacial Sergey Korolev algo "espectacular" para el 40 aniversario de la revolución comunista.
Entonces, Korolev propuso enviar un perro al espacio. Como, en ese entonces, no había la tecnología suficiente, para garantizar el retorno del satélite, el animal sería enviado a una muerte segura. El investigador Alexander Nikonov, sugiere que Kruschev había aceptado, porque nunca había tenido un cachorro.
Durante muchos años, el gobierno soviético divulgó la noticia de que Laika había muerto, sin dolor, después de una semana en órbita. Pero hoy en día se sabe que la perra murió seis horas después del lanzamiento, por una combinación de problemas respiratorios y una parada cardíaca, tras el supercalentamiento de la cabina. Laika, vagaba por las calles de Moscú cuando fue “reclutada”.
Laika estaba en una cápsula del tamaño de una lavadora, con un dispositivo para la regeneración del aire y un alimentador automático que abría, dos veces al día, la tapa de un recipiente, con una mezcla de nutrientes. A la perrita le implantaron un sensor en las costillas para medir su respiración y otro sensor, para medir su pulso en la arteria carótida.
Los sensores implantados en Laika, mostraron que, durante el lanzamiento, el ritmo de las pulsaciones de la perrita aumentó mucho, situándose tres veces por encima del ritmo en estado de reposo, un indicador del alto grado de estrés sufrido por Laika en el trayecto al espacio.
Los sensores de temperatura mostraron, que la humedad y la temperatura de la cápsula, donde estaba la perrita, aumentaron poco después del inicio de la misión. La temperatura llegó a pasar los 40 grados centígrados. Seis horas después del despegue, los sensores registraron una parada cardíaca.
Estaba claro que la perrita había muerto, como consecuencia del supercalentamiento de la cabina y del estrés. El satélite con el cuerpo de Laika dio 2.370 vueltas en órbita y ardió al entrar en la atmósfera el 14 de abril de 1958.
El gobierno soviético, ocultó información sobre la muerte de Laika. Durante una semana, los periódicos locales, publicaron boletines informativos sobre la salud de la perrita que, en realidad, ya estaba muerta. La información divulgada, daba pie a que la población pensara que Laika podría regresar.
Pero cuando la agencia de noticias soviética, informó de que Laika fue sacrificada en órbita "por motivos de humanidad", los aplausos se transformaron en protestas de los defensores de animales. Centenares de cartas fueron enviadas a Moscú y a las Naciones Unidas denunciando la "crueldad" del programa espacial. Algunas dijeron, que hubiera sido mejor mandar a Kruschev al espacio, en lugar de a la perrita.
Pero el uso de animales en pruebas espaciales continuó, con la finalidad de garantizar el lanzamiento seguro de seres humanos. Mientras la Unión Soviética usó perros, y después conejos, Estados Unidos utilizó monos. El envío de animales al espacio empezó a cesar con el lanzamiento de seres humanos. Yuri Gagarin, que permaneció una hora y media en el espacio en 1961, dijo una vez que fue, al mismo tiempo, la "primera persona y el último perro en el espacio".
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