lunes, 21 de noviembre de 2022

El hundimiento del transatlántico Britannic

Tal día como hoy 21 de noviembre de 1916, en el canal de Kea, en el mar Egeo, el Britannic, buque gemelo del trasatlántico Titanic, choca con una mina y tras la explosión, se hunde en tan sólo 55 minutos a pesar de las formidables medidas de seguridad, con las que está dotado.

De las 1.125 personas que viajan en el buque, 29 resultan muertas al ser succionados los dos botes salvavidas en que se encuentran por la hélice de babor del gigantesco navío

El Britannic fue el tercer barco de la clase Olympic, la misma a la que pertenecían el buque homónimo y el Titanic. Cuando este último chocó con el iceberg y se hundió, se empezaba la construcción del Britanic en el mismo astillero y la impresión que desató el naufragio llevó a la White Star Line, la compañía, a dotarlo de doble fondo, elevar la altura de los mamparos, doblar el número de botes -incluyendo un par de ellos a motor y 8 grandes pescantes para bajarlos al agua- y, lo mejor, cambiarle supersticiosamente el nombre; ya que el original era Gigantic.

Botado en 1914, no llegó jamás a ejercer su misión inicial, los viajes transatlánticos entre Sothampton y Nueva York, porque estalló la Primera Guerra Mundial y fue requisado para dedicarlo a barco hospital con 3.300 camas.

Ello le hizo cambiar de aspecto: lo pintaron de blanco con cruces rojas e incrementaron su iluminación para que cualquier posible enemigo se percatar de que no era un buque de guerra. Al contrario, pues, que su gemelo el Olympic, que también requisado y destinado a transporte de tropas, llevaba pintura de camuflaje.

Con su nueva función, el HMHS Britannic realizó varias singladuras, siendo la más destacada la evacuación de los heridos en el fallido ataque a Gallípoli. Pero la mañana del 21 de noviembre de 1916 navegaba por el Mar Egeo cuando chocó con una mina. La explosión destrozó la banda de estribor y provocó otra interna, haciéndolo escorar.

El capitán intentó una ingeniosa maniobra para evitar el hundimiento y facilitar el salvamento de las 1.066 personas que había a bordo: hacerlo encallar en la costa de la isla de Kea, dado que era una zona poco profunda, pero lamentablemente, estaba a 3 millas y no llegó a tiempo.

El navío se hundió en menos de una hora -cuando la proa tocó fondo la popa aún sobresalía sobre la superficie- y aunque en un principio parecía que se había puesto a salvo a todo el pasaje, luego las hélices succionaron y destrozaron 2 botes, causando la muerte de una treintena de personas.

Una de las que se libraron fue Violeta Constanza Jessop, que protagonizó el capítulo más literario y curioso Era una de esas personas a las que no sabes si calificar de muy afortunadas, muy desgraciadas o muy "gafes", ya que antes había sobrevivido al hundimiento del Titanic y al choque del Olympic con el HMS Hawke!

Violeta se arrojó al agua justo antes de que las hélices hicieran trizas las lanchas, saliendo así indemne, del tercer naufragio de su vida En octubre de 1926, a los 35 años, comenzó a trabajar como camarera a bordo del SS Belgenland de la Red Star Line,17​ y realizó cinco cruceros alrededor del mundo. 

En 1934 terminó de escribir sus memorias, que se publicaron  en 1997, por decisión de dos de sus sobrinas y Regresó a la Royal Mail Line en 1935, para quienes trabajó hasta 1939.

Se retiró en 1950, tras 42 años de trabajo, y se fue a vivir al pueblo de Great Ashfield, en el condado de Suffolk. Se dedicó con entusiasmo a la jardinería: en el terreno que rodeaba la casa, plantó narcisos, tulipanes, rosas y diversos vegetales. 

Criaba también gallinas, cuyos huevos vendía para compensar su modesta pensión. Falleció el 5 de mayo de 1971, tras sufrir una insuficiencia cardíaca.

 


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