Tal día como hoy 27 noviembre de 1807,tras haber atravesado España, entra en Lisboa, el general francés Junot al mando de 28.000 hombres. La corte portuguesa huye al exilio en Brasil.
El traslado de la corte portuguesa a Brasil, fue un episodio en la historia de Portugal y Brasil donde la familia real lusitana, encabezada por la reina María I de Portugal y el príncipe regente, futuro Juan VI de Portugal junto con toda la corte, cerca de 15 000 personas entre civiles y militares, huyeron a la colonia portuguesa de Brasil en 1807 para escapar a las tropas de Napoleón Bonaparte y españolas que penetraban en Portugal en virtud del Tratado de Fontainebleau.
Semejante situación implicaba que todo el imperio colonial portugués era gobernado desde una de las colonias, Brasil, por lo que dicho territorio quedó elevado a una situación legal y administrativa igual a la de su metrópoli invadida por tropas extranjeras.
Juan VI logró que el traslado de la corte fuera protegido por buques de la Marina Real Británica y de la pequeña flota de guerra portuguesa, dando órdenes para una evacuación masiva mientras tanto desde el 27 de noviembre los barcos recibían en los muelles lisboetas a la corte, toda la familia real, aristócratas y funcionarios, archivos, documentos, bibliotecas , grandes cantidades de oro y plata, amplias colecciones de arte, y posesiones valiosas de la Casa de Braganza. Pese a la premura del tiempo, y la sorpresa y temor del pueblo, la evacuación logró ejecutarse oportunamente.
Finalmente el 29 de noviembre,la corte partió de Lisboa en docenas de navíos portugueses, escoltados por buques británicos, cuando los franceses ya se acercaban a la capital, que ocupaban por completo al día siguiente de la partida. El 5 de diciembre, a medio camino entre Lisboa y la isla de Madeira, la mayor parte de la flota británica volvió a aguas europeas mientras sólo cuatro buques quedaban para escoltar hasta Brasil.
Juan VI y la familia real llegaron a Salvador de Bahía el 22 de enero de 1808 y de inmediato se emitió en dicha ciudad un real decreto abriendo el comercio entre los puertos del Brasil y "los de las naciones amigas", lo cual en la práctica significaba dar dicho privilegio casi exclusivamente en beneficio de Gran Bretaña, único país de la coalición antinapoleónica, que poseía una flota comercial, capaz de comerciar con Brasil.
La apertura del comercio portuario, era necesaria para la monarquía portuguesa, con el fin de asegurarse el crucial apoyo de Gran Bretaña, aunque aumentaba la dependencia de la nueva corte hacia los británicos, como proveedores de manufacturas y capitales, modificando crucialmente, la economía colonial brasileña, que ahora podía dedicarse al libre comercio, con autorización de su propio rey.
El 7 de marzo el rey y la corte arribaron a Río de Janeiro, donde se establecerían definitivamente y empezarían a funcionar los órganos de la administración pública de Portugal. El traslado de la élite gubernamental causó que la administración política y económica del imperio colonial portugués, fuese forzosamente dirigida desde Río de Janeiro, con la consiguiente elevación de la importancia de Brasil, dentro del esquema imperial lusitano.
Debido a la presencia de la corte portuguesa en Brasil, Juan VI incentivó el comercio y la industria, permitió la impresión de periódicos y libros en territorio brasileño, también se impulsó la creación de colegios de medicina, una academia militar, y el primer banco brasileño - el Banco do Brasil- para dinamizar la economía ante la práctica inexistencia de una metrópoli, que pudiera asumir un rol dirigente.
Cabe recordar, que Juan VI había trasladado a Brasil no sólo a la Corte de Lisboa sino a cientos de burócratas, militares y aristócratas, que reprodujeron en tierras brasileñas el funcionamiento de la administración pública portuguesa en la metrópoli, e introduciendo forzosamente en la maquinaria gubernamental a numerosos brasileños.
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