sábado, 5 de noviembre de 2022

La conspiración de la pólvora

Tal día como hoy 5 de noviembre de 1605. Guy Fawkes, católico inglés y presunto agente de la monarquía española, es detenido en Londres cuando, junto a Thomas Winter, pretenden hacer saltar por los aires el Parlamento británico el día de su apertura y así asesinar al rey Jacobo I para restaurar el catolicismo. Este episodio será conocido como "la conspiración de la pólvora"

La conspiración fue un intento fallido de hacer volar al Rey Jacobo I de Inglaterra, su familia y el Parlamento el 5 de noviembre de 1605. Los protagonistas de dicha conspiración fueron: Robert Catesby, que esperaba reemplazar el gobierno protestante del país con liderazgo católico y varios co-conspiradores: Thomas Winter, Thomas Percy, John Wright y el conspirador más conocido, Guy Fawkes.

Todos ellos eran celosos católicos romanos terriblemente enfadados por la negativa del rey Jacobo I a otorgar más tolerancia religiosa a los católicos. Al parecer, esperaban que la confusión que seguiría al asesinato del rey, sus ministros y los miembros del Parlamento brindaría una oportunidad para que los católicos ingleses se hicieran cargo del país. Y es que el rey en vez de tolerancia, ordenó a todos los sacerdotes católicos que abandonaran Inglaterra. Esto enfureció tanto a algunos católicos que decidieron matar al rey y a todos los que le rodeaban.

Catesby había concebido la trama ya en mayo de 1603, cuando le dijo a Percy, en respuesta a la declaración de su intención de matar al rey, que estaba "pensando en una forma muy segura". Sin embargo, antes de poner en marcha este plan, decidió intentar una "forma silenciosa" para obtener la derogación de las Leyes Penales, un cuerpo de leyes que esencialmente criminalizaba el catolicismo romano.

Winter fue enviado a Flandes para obtener la ayuda de Juan de Velasco, duque de Frías y agente de Castilla, que estaba llevando a cabo las negociaciones para la paz entre Inglaterra y España. Winter, al no haber conseguido nada más que vanas promesas del agente, regresó a Inglaterra a finales de abril, trayendo con él a Fawkes, un hombre dedicado a la causa católica romana y recomendado para emprender peligrosas aventuras.

Los conspiradores, después de alquilar una casa junto al Parlamento, lograron llevar 36 barriles de pólvora -unos 1.400 kg de explosivo- , ocultos bajo carbón y leña a un sótano de la Cámara de los Lores. Hasta este punto, el secreto se había guardado bien, y los preparativos se habían completado con un éxito extraordinario y sin un solo inconveniente significativo. Todo estaba planeado. Imaginaron que un gobierno aterrorizado e indefenso estaría de acuerdo con todas sus demandas.

El experto en explosivos, Guy Fawkes, se había quedado en las bodegas para encender la mecha. Pero las cosas no salieron como esperaban. Fawkes fue descubierto cuando un grupo de guardias decidió revisar las bodegas, en el último momento. Lo enviaron a la Torre de Londres, donde fue torturado -tenían órdenes provenientes del rey, de usar cualquier medio de tortura requerido para obtener información-. Fawkes, bajo tortura, reveló los nombres de sus confederados y el alcance de su participación en la trama el 9 de noviembre.

De los involucrados en esta conspiración, algunos fueron ejecutados al ser perseguidos por la ley, como Percy y Catesby. Otros fueron capturados, enviados a la Torre y, después de un breve juicio, finalmente colgados, arrastrados y descuartizados, con Fawkes, en enero de 1606. Así terminó la extraña y famosa conspiración de la pólvora.

Para celebrar su supervivencia, el rey Jacobo I ordenó que el pueblo de Inglaterra hiciera una gran hoguera en la noche del 5 de noviembre. Y cada 5 de noviembre, los británicos celebran el Día de Guy Fawkes quemando una efigie del propio Fawkes.

Este crimen, hirió irremediablemente la causa por la que sentían tanta devoción. Las leyes contra los católicos,  aumentaron inmediatamente en severidad. El clima de miedo y paranoia que siguió al descubrimiento de la Conspiración de la pólvora, facilitó la aprobación, de una legislación anticatólica restrictiva. Además, el miedo a las conspiraciones católicas, fue un tema constante durante los siguientes años y el avance gradual hacia la tolerancia religiosa, se retrasó durante siglos. 


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