Tal día como hoy, 15 de julio de 1834, en España; mediante un decreto de la reina Isabel II, se pone fin oficialmente a la existencia del Tribunal de la Santa Inquisición, que fue el brazo auxiliar más conocido, utilizado por el catolicismo español desde el siglo XV, como mecanismo en la lucha contra brujas y herejes.
De esta forma, gracias a este decreto finaliza el largo proceso de detenciones, juicios y torturas, llevado por la Iglesia bajo el Tribunal de Santo Oficio que perseguía y castigaba a brujas, paganos, luteranos, calvinistas, entre otros tantos opositores religiosos.
El proceso inquisitorial español, será uno de los más reconocidos en todo el mundo, fundamentalmente por ser instaurado, en tiempos de la unificación de la Corona y que tendrá como su primer gran inquisidor a Torquemada, que pasará a ser uno de los miembros más destacados, de este proceso tan oscuro dentro de la Iglesia.
A diferencia de otros lugares como en Francia o Italia, el proceso inquisitorial en España estará institucionalizado de una manera enorme, generando mecanismos donde el gran inquisidor, era directamente la segunda autoridad en el Reino, solo por debajo de los Reyes.
En los peores momentos de persecución, mediante mecanismos de “visitas” solamente con una denuncia de un ciudadano contra otro, era motivo suficiente para que el acusado, sea trasladado a declarar ante el Tribunal, ya que no se requerían evidencias firmes. Si el condenado vacilaba en sus respuestas, sufriría tormentos de todo tipo, en caso de contradecirse la tortura física se agudizaba, en caso de mantenerse firme pese a las torturas, pasado unos días era liberado.
Durante todo el tiempo, que el acusado estaba en las mazmorras y cárceles, los miembros del Santo Oficio tenían la oportunidad de allanar y llevarse, los bienes del acusado de su hogar, algo que también ocurría en otros países protestantes inclusive. En algunos casos los torturados morían, pero en la mayoría sobrevivían aunque terminaban con secuelas físicas y psicológicas tan terribles, que normalizar su vida sería casi imposible.
De este modo, bajo este mecanismo entre 3.000 y 5.000 personas, serian ejecutadas en España durante toda la instalación del Tribunal de Santo Oficio, pero se estima que más de 100.000 personas, pasaron por distintos procesos del mismo.
Hay que resaltar, que aunque este hecho fue muy oscuro, violento y tétrico, en lugares como Alemania la quema de brujas o en Francia la persecución de calvinistas eran procesos extremadamente sangrientos, igual que la inquisición española.
Lo que sobresale del caso español, es el elevado grado de institucionalización y la compleja y brutal mente humana, capaz de diseñar nuevas máquinas para torturar a los sospechosos.
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