Tal día como hoy, 7 de marzo de 1126, Alfonso VII era proclamado Rey de León tras la muerte de su madre la Reina Urraca.
Llamado "el Emperador", Alfonso VII era hijo de Doña Urraca y Raimundo de Borgoña. Su madre le reconoció como Rey de Galicia en el año 1111. Pronto encabezó la resistencia de los castellanos, contra las ambiciones de su padrastro, el Rey Alfonso I de Aragón "El Batallador".
Alfonso preparó su ejército, con la intención de recuperar los territorios, que el monarca aragonés había retenido después de separarse de la Reina Urraca, pero las Paces de Támara evitaron el enfrentamiento armado. También consolidaron a Alfonso VII en el trono castellano.
Alfonso VII, tuvo que hacer frente a varias rebeliones nobiliarias entre 1130 y 1133, fruto de la autonomía de la que habían gozado los nobles, en el periodo de desorden que siguió a la muerte de Alfonso VI.
Tras la muerte sin sucesor de su padrastro, Alfonso I de Aragón "El Batallador", pretendió además ocupar el trono de Aragón y, aunque no lo consiguió, el intento le valió la adquisición de La Rioja, la posesión temporal de Zaragoza y el vasallaje del rey de Navarra, del conde de Barcelona y de varios señores del sur de Francia, en su lucha por convertirse en el monarca del Reino de Aragón.
Alfonso VII aprovechó esta situación de poder, para hacerse proclamar emperador. De esta forma expresó la pretensión leonesa, de ser el Reino cristiano hegemónico de la Península Ibérica y de exclusividad, en la Reconquista, frente a los musulmanes.
El reinado de Alfonso VII, contempló cierta disgregación de la Corona castellano-leonesa: por un lado, se vio obligado a reconocer la independencia de Alfonso I Enríquez como rey de Portugal en 1143; por otro, al enfrentarse los reinos de Navarra y Aragón, hubo de optar por apoyar a uno de ellos frente al otro, lo cual le puso en guerra con García V de Navarra y le obligó a firmar, con Aragón el Tratado de Tudellén de 1151, por el que reconocía a Ramón Berenguer IV de Aragón, el derecho a reconquistar Valencia, Denia y Murcia.
Roto ya el sueño imperial, al morir Alfonso repartió el reino entre sus hijos Sancho y Fernando, que reinarían como Sancho III de Castilla y Fernando II de León.
En cuanto a la Reconquista, Alfonso concibió un plan consistente en hostigar a las poblaciones hispano-musulmanas, hasta que se rebelaran contra los almorávides, para situar en el poder a su aliado y vasallo Zafadola; a tal fin, realizó desde 1139, múltiples expediciones de saqueo y de ayuda a sublevaciones locales.
Pero la invasión de los almohades a partir de 1146 desbarató el plan, obligando a Alfonso a fortificar la frontera y a aliarse con el almorávide Ibn Ganiya para organizar la resistencia.
Su empresa más espectacular fue una gran expedición en la que llegó hasta Córdoba en 1144 y tomó Almería en 1147; los almohades recuperaron este importante puerto en 1157 y Alfonso murió cuando regresaba de aquella batalla.
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