miércoles, 5 de marzo de 2025

El Tratado de Alcáçovas, fin de la Guerra de Sucesión Castellana

 

Tal día como hoy, 6 de marzo de 1480, los Reyes Católicos ratificaban el Tratado de Alcáçovas, el acuerdo que ponía fin a la Guerra de Sucesión Castellana y mediante el cual, Portugal entregaba a Castilla las Islas Canarias, a cambio de posesiones en África Occidental.

Con la firma de este tratado, Portugal reconocía a Isabel "la Católica"como Reina propietaria de Castilla, mientras que Juana "la Beltraneja", la otra pretendiente al trono castellano, era forzada a ingresar en un convento portugués como novicia.

A cambio de ello, los Reyes Católicos cedían a Portugal los derechos de conquista de Guinea, el reino de Fez y todas las Islas Atlánticas descubiertas y por descubrir, a excepción de las Islas Canarias, que serían propiedad de la Corona Castellana. Ello incluía islas como Madeira, las Azores o Cabo Verde.

La firma de este tratado también supuso, la unión de las dinastías Trastámara y Avís al concertar la unión en matrimonio de la Infanta Isabel, primogénita de los Reyes Católicos, y Alfonso, nieto del Rey de Portugal.

El tratado, que puso fin a la guerra fue firmado en la villa portuguesa de Alcazobas, el 4 de septiembre de 1479. El acuerdo fue ratificado por el rey de Portugal el 8 de septiembre de 1479 y fue firmado por los reyes de Castilla y Aragón en Toledo, el 6 de marzo de 1480, por lo que también se le conoce, como Tratado de Alcazobas-Toledo.

Por este acuerdo, Alfonso V renunció al trono de Castilla, mientras que Isabel y Fernando a cambio renunciaron al trono portugués. Las dos Coronas se repartieron sus zonas de influencia en el Atlántico, quedando para Portugal la mayor parte de los territorios, con la excepción de las islas de Canaria, (de las que aún faltaban por conquistar las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife).

Asimismo se firmaron dos acuerdos, -habitualmente llamados "Tercerías de Moura"- que resolvían la cuestión dinástica castellana. En primer lugar imponían a la princesa Juana, la renuncia a todos sus títulos castellanos y su reclusión en un convento, o su boda con el heredero de los Católicos, el príncipe Juan. Juana eligió el convento, aunque permaneció activa en la vida política hasta su muerte.

En segundo lugar, se acordaba la boda de la infanta Isabel, hija de Isabel y Fernando, con el heredero del trono portugués, Alfonso, así como el pago por los padres de la novia, de una enorme dote que en la práctica, representaba una indemnización de guerra obtenida por Portugal.

El Tratado, poco duraría en vigor, ya que el descubrimiento de América 13 años después, obligó a la firma de un nuevo acuerdo, el Tratado de Tordesillas.

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