domingo, 8 de julio de 2018

La batalla de Otumba y la conquista de Tenochtitlan

Tal día como hoy 8 de Julio de 1520, las tropas comandadas por Hernán Cortés, se enfrentan a las huestes mexicas de Cuitláhuac en la llanura de Otumba que decidirá el destino de México.

Todas las crónicas - incluso las indígenas- coinciden en que muchos guerreros mexicas atacaron a los españoles y sus aliados cerca de Otumba, pero ninguna habla de su número, mientras los historiadores afirman que eran entre 50.000 y 100.000, y el número de españoles que participó en la batalla fueron entre 500 y 600 hombres y sus aliados unos 4.000 guerreros, así como veintitrés caballos, aunque carecían de pólvora y artillería.

Después de varias escaramuzas en su huida hacia Tlaxcala, Cortes y los suyos fueron alcanzados cerca de la llanura de Otumba y sin expectativas de refuerzos ni posibilidad de rendirse, pues sabían que los mexicas sacrificaban a los prisioneros, los españoles sobrevivientes y sus aliados tlaxcaltecas, decidieron luchar hasta el final a pesar de carecer de artillería y haber perdido buena parte de sus caballos y arcabuces tras la derrota al huir de Tenochtitlan.

Los mexicas no sabían de estrategia y su intención no era matar a los españoles sino capturarlos para luego sacrificarlos en el templo, por lo que Cortés ordenó a sus hombres formar un círculo, colocando a los piqueros en la parte exterior del mismo para poder repeler los ataques.

Comenzó entonces una salvaje lucha cuerpo a cuerpo durante horas, donde las cargas se iban sucediendo, pese a lo cual los españoles rompieron varias veces el cerco azteca, causando bajas a los adversarios, destacando María de Estrada, una de las pocas mujeres de la expedición, que peleó lanza en mano como un hombre más, así como los aliados tlaxcaltecas, gracias a los cuales resistieron.

Por sus aliados supo cortés que matando al cihuacóatl – general - y obteniendo su estandarte real se decidía la batalla, así que propuso realizar una carga de caballería para romper el cerco y llegar al cerro donde se encontraba el jefe militar de los mexicas.

Tras invocar a Santiago para enardecerse, los jinetes españoles se abrieron paso, derribando Cortés a Matlatzincatzin mientras el soldado Juan de Salamanca se apoderó del tocado de plumas y el estandarte de guerra, ante lo cual el ejército mexica comenzó la retirada, mientras los españoles pudieron replegarse sin ser perseguidos, lo cual fue un grave error mexica pues de haber continuado la persecución, habrían exterminado fácilmente al extenuado ejército español.

Días después, el emperador Cuitláhuac envió emisarios a los aliados de Cortés proponiéndoles la paz a cambio de la entrega de este y sus hombres, pero ellos rechazaron su oferta.

A primeros de septiembre de 1520, en las fiestas de nombramiento del nuevo general mexica, fueron sacrificados los prisioneros españoles, apresados durante la "Noche triste" y algunos de los caballos- los cuales eran considerados seres demoníacos - y sus cabezas colocadas de forma alternada en el Templo Mayor.

Sin embargo, una epidemia de viruela empezó a diezmar a la población indígena mientras Cortés y sus hombres descansaban en Tlaxcala y mandaba traer la artillería y armas desde Veracruz.

En diciembre, comenzaron los enfrentamientos y entre enero y abril de 1521, Cortés recibió refuerzos y casi logró duplicar su ejército, comenzando en mayo el sitio de la ciudad, tras cortar el suministro de agua y tras dos meses de luchas, falta de agua y alimentos y mermados con la epidemia de viruela, Cuauhtémoc fue capturado en agosto de 1521 y conquistada la ciudad de Tenochtitlan.


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