Tal día como hoy 20 de julio de 1924 concluye en el Chaco, Argentina, “La Masacre de Napalpí”.
El ejército argentino había realizado tiempo atrás una campaña para someter a los pueblos indígenas del Chaco, que dio como resultado la muerte de millares de ellos, sus tierras fueron vendidas a colonos europeos y las tribus confinadas en “reducciones” y sometidas a una explotación cercana a la esclavitud.
Una de tales reducciones era Napalpí, donde las autoridades dispusieron que los indígenas debían entregarles como impuestos, el 15% de su producción de algodón, lo que provocó descontento entre ellos y empezaron a producirse enfrentamientos.
El gobernador del Chaco, preparó una brutal represión y el 19 de julio, un grupo de unos 130 hombres, entre policías y civiles blancos de la zona, fuertemente armados rodearon el campamento de los indígenas que bailaban en una fiesta religiosa disparándoles durante 40 minutos y luego entraron rematando a machetazos a los moribundos, incluidos mujeres y niños.
En el libro “Napalpí, la herida abierta”, se cuenta: “El ataque terminó en una de las más horrenda masacre que recuerda la historia de las culturas indígenas en el siglo XX. Los atacantes sólo cesaron de disparar cuando advirtieron que no quedaba un indio que no estuviera muerto o herido. Los heridos fueron degollados y algunos colgados. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes y algunos campesinos blancos que también se habían unido al movimiento huelguista”.
Las fuentes coinciden en señalar que no hubo resistencia por parte de los atacados, por lo que el hecho fue, en la práctica, un fusilamiento masivo seguido de actos aberrantes, como: “ les extraían el miembro viril con los testículos, que guardaba la canalla como trofeo...los cuales fueron exhibidos luego en la comisaría...”
Para completar el tétrico cuadro, la policía prendió fuego al poblado y los cadáveres fueron enterrados en fosas comunes, mientras ninguno de los hombres que cometió la masacre murió o resultó herido y nunca se realizó una investigación, ni se llevó a juicio a los culpables.
En enero de 2008, el gobierno del Chaco pidió disculpas públicas por la masacre y rindió homenaje a la única sobreviviente, que cumplía 107 años ese día y que fallecería el 13 de noviembre de 2008.
¡ A buenas horas mangas verdes...!
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