Se conoce como la Sanjurjada al fallido golpe de Estado del 10 de agosto de 1932 contra la Segunda República, liderado desde Sevilla por el general José Sanjurjo, que supuso su fracaso desde prácticamente el comienzo.
El plan golpista preveía que en Madrid se llevaran a cabo varios ataques y atentados para confundir a la policía y las fuerzas de seguridad y mientras tanto, cinco guarniciones militares se sublevarían y, tras hacerse con el control de la situación en sus respectivos territorios, convergerían sobre Madrid.
El general Sajurjo sería una de las principales cabezas visibles del golpe y entre los que le animaron a encabezar el pronunciamiento también estaban dirigentes carlistas como el conde de Rodezno y entre los militares figuraban: los generales González Carrasco y Ponte; o los coroneles Valera, Martín Alonso y Valentín Galarza -el general Francisco Franco también estaba comprometido pero en el último momento se retiró de la conjura-.
En la noche del 9 al 10 de agosto Sanjurjo proclamó el estado de guerra en todo el territorio de la Segunda División Orgánica y ordenó detener al gobernador civil, al alcalde de Sevilla y a varios concejales e intentó atraer a su causa a uno de los regimientos que estaba acuartelados, sin embargo, no logró controlar la situación, por lo que se dirigió a la Plaza de España y tras arengar a una compañía de Guardias Civiles, logró sublevarlos y las demás unidades militares destinadas en la capital sevillana fueron uniéndose a la sublevación.
En Madrid el golpe constituyó un fracaso desde el principio: el Presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña y su gobierno, ya conocían el plan y para desactivar la intentona golpista, Azaña contó con la colaboración del jefe de su gabinete militar y del Director General de Seguridad.
Cuando se conoció en Sevilla el fracaso del golpe en Madrid, se ordenó que las tropas sublevadas volvieran a los cuarteles, mientras comunistas y anarquistas reaccionaron y declararon una huelga general y salieron de Madrid dos trenes militares hacia Sevilla.
Cuando Sanjurjo lo vio todo perdido, le recomendaron que huyera a Portugal, cosa que hizo a pesar de que fue detenido en Ayamonte cuando trataba de pasar la frontera.
Además del fracaso político y militar, los efectos de la “Sanjurjada” fueron los contrarios a lo que pretendían evitar los golpistas: el Estatuto de Autonomía de Cataluña y la Ley de Reforma Agraria, cuya aprobación intentaban impedir, fueron rápidamente votados por las Cortes y aprobados.
Tras el golpe, Sanjurjo fue condenado a muerte por un consejo de guerra, aunque la pena fue conmutada por la de cadena perpetua por un decreto del presidente de la República y tras su indulto, pasó una temporada en el penal de El Dueso, en un régimen carcelario bastante favorable y finalmente se exilió en Portugal.
Constituyó el primer levantamiento contra la República desde su instauración en 1931, y su fracaso convenció erróneamente a muchos políticos y militares republicanos de que el peligro de las conspiraciones había pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario