Tal día como hoy 21 de julio de 1936, soldados y milicianos republicanos tras el asalto en Madrid al Cuartel de la Montaña, eliminan el único reducto de los militares rebeldes en esa ciudad.
El cuartel se alzaba sobre la montaña del Príncipe Pío, el lugar en el que las tropas francesas del ejército de Napoleón fusilaron a los sublevados del alzamiento contra ellos en 1808.
Se trataba de un sólido edificio de ladrillo y granito, con capacidad para albergar una guarnición de 3.000 soldados de infantería, así como un grupo de alumbrado.
El 19 de julio – un día antes de la sublevación - el general Fanjul, militar sin mando de tropas, encargado de dirigir el alzamiento en la ciudad, entró, vestido de civil, en el cuartel pero en lugar de salir con las tropas a la calle, solo proclamó “el estado de guerra” y se hizo fuerte dentro del Cuartel de la Montaña junto con 1.500 de sus hombres - de los cuales unos 140 eran solo cadetes de permiso en la capital - y unos 180 falangistas.
El cuartel fue pronto rodeado por tropas leales al gobierno de la República, Guardia de Asalto, Guardia Civil y milicias populares, fuertemente armadas y los sublevados sólo resistieron algunas horas y tras utilizar la aviación contra ellos, se logró forzar la toma del edificio, siendo en gran parte destruido al hacerlo.
La entrada de los milicianos asaltantes, se tradujo en el asesinato en el acto de la mayor parte de los sublevados, especialmente los oficiales-cadetes - noventa de unos ciento cuarenta - y los falangistas.
En total se contabilizaron entre 500 y 900 muertos, capturando al general Fanjul a su hijo, teniente médico, y a otros oficiales, los cuales tras ser ser juzgados por rebelión militar, se les fusiló en el siguiente mes de agosto.
Acabada la guerra el solar – ya que el edificio estaba en ruinas - fue finalmente cedido al Ayuntamiento de Madrid para que lo destinase a jardín público, el cual fue inaugurado en julio de 1972 el día de la efeméride, levantándose un monumento en recuerdo de la batalla.
La instalación ese mismo año del Templo egipcio de Debod, supuso la remodelación de la zona, y actualmente se puede pasear por unos agradables jardines con excelentes vistas, olvidando los horrores cometidos allí a lo largo de la historia.
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