jueves, 16 de mayo de 2024

Joaquín García-Morato, el gran as de la aviación, durante la Guerra Civil española

Tal día como hoy 17 de mayo de 1937 en España, el capitán de aviación Joaquín García Morato, obtiene la cruz laureada de San Fernando.

Joaquín García-Morato y Castaño,  el gran as de la aviación española que dominó los cielos durante la Guerra Civil  bajo las órdenes del general Franco, un héroe de guerra cuyas grandes hazañas, le permitieron obtener la más preciada condecoración del Ejército español, la Cruz Laureada de San Fernando.

Nacido en Melilla en 1904, Joaquín García-Morato ingresó a los dieciséis años, en la Academia de Infantería de Toledo y, con el rango de alférez, fue destinado a Marruecos, país en el que falleció su padre, en acción de guerra en 1924.

Tras la muerte de su padre, García-Morato solicitó hacer el curso de piloto, curso tras el cual se sumó al Grupo de Melilla, tomando parte así en numerosas acciones, en la guerra contra Marruecos. Ya en el año 1930 se convirtió en profesor de la Escuela de Transformación de Guadalajara y al año siguiente, de la Escuela de Pilotos de Alcalá de Henares.

La sublevación militar de julio de 1936, le sorprendió mientras realizaba una exhibición aérea en Inglaterra. Decidio volver y nada más aterrizar en España, a principios de agosto de 1936, Joaquín García-Morato se unió al bando rebelde.

Durante la Guerra Civil Española, García-Morato realizó misiones de caza en Andalucía, pero su acción más destacada durante la Guerra Civil Española, tuvo lugar el 18 de febrero de 1937 cuando se enfrentó, junto a Narciso Bermúdez de Castro y Julio Salvador y Díaz-Benjumea, a una treintena de aviones enemigos, durante la batalla del Jarama, acción por la cual recibió, la más preciada condecoración del Ejército español, la Cruz Laureada de San Fernando.

Al término de la Guerra Civil Española, García-Morato había derribado más de 40 aviones, realizado más de 1.000 horas de vuelo, participado en 511 misiones de guerra y luchado en más de 140 combates aéreos.

Tres días después de la finalización de la Guerra Civil Española, el 4 de abril de 1939, Joaquín García-Morato falleció como resultado de un accidente, mientras efectuaba una exhibición para la realización de una película de guerra, en el aeródromo toledano de Griñón con su famoso avión 3-51. 

El ataúd con sus restos mortales recorrió España, para acabar en Málaga, donde fue enterrado en San Miguel. En la ciudad se le tributaron grandes honores,. Estaba casado y tenía cuatro hijas. Franco lo nombró Conde de Jarama en 1950. 

Estuvo en ese cementerio hasta el 1971, cuando se trasladaron sus restos a la capilla de la Misericordia, por mediación de un hermano mayor. Ahora, es la familia la que, con discreción absoluta, ha movido papeles para llevarse los restos, a un lugar indeterminado.

Un triste final para el gran as de la aviación española, que dominó los cielos durante la Guerra Civil.


No hay comentarios:

Publicar un comentario