Tal día como hoy el 29 de febrero de 1504, Cristóbal Colón, en su cuarto y último viaje a América, en la isla de Jamaica pronosticó un eclipse total de luna.
A su llegada, los nativos recibieron a los españoles con amabilidad, ofreciéndoles comida y refugio, pero conforme los días se convirtieron en semanas, la tensión aumentó hasta que, tras más de seis meses allí, la mitad de la tripulación de Colón se amotinó, saqueando un almacén de alimentos, asesinando a algunos hombres y secuestrando mujeres, por lo que los nativos, furiosos, mataron a los rebeldes y capturaron a otros españoles, que no habían tenido nada que ver en la rebelión.
Las explicaciones de Colón fueron en vano, y en medio de la desesperación, formuló un ingenioso plan.
Con sus barcos inutilizados para navegar y, ante la negativa de los indígenas de proporcionarles víveres, lo hizo valiéndose del “Almanaque Perpetuo” del astrónomo judío-veneciano Abraham Zacuto, y otros dicen que fue con el de Johannes Müller von Königsberg, destacado matemático, astrólogo y astrónomo de origen alemán.
Sea como fuese, Colón, tenía una copia en sus tablas astronómicas con información sobre el Sol, la Luna y los planetas, así como de las estrellas y constelaciones para la navegación y, estudiando estas tablas, descubrió que la tarde del jueves 29 de febrero 1504, habría un eclipse total, que tendría lugar poco después del nacimiento de la Luna, y días antes de que sucediera anunció dicho eclipse.
Colón pidió reunirse con el jefe de los nativos, al que dijo que su Dios estaba muy enojado con ellos, por mantener a los marineros cautivos y que su rabia era tal, que de allí a tres noches, borraría la luna naciente, volviéndola en “rojo sangre”.
El cacique, debió consultar a sus hechiceros, pues la Luna de Sangre o eclipse total lunar, era considerado uno de los presagios más temidos, pese a lo cual ordenó que los marineros permanecieran encerrados hasta que él tomara una decisión.
La noche prevista, cuando el Sol se ponía y la Luna comenzaba a surgir en el horizonte y se colocaba por encima de la línea del horizonte, aparecia incompleta.
“En la tarde anunciada, cientos de indígenas se congregaron ante los barcos. Cuando salió la luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico cundió entre los nativos al verla menguar. Rogaron al almirante que la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de los suministros.” (Anotación del cuaderno de bitácora).
Colón y los suyos, sin tener ningún otro problema, permanecieron en Jamaica hasta finales de junio, cuando fueron rescatados por un navío español.
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