La historia de esta malagueña, es un auténtico cuento de hadas, con final casi feliz, pues Anita era hija de padres trabajadores que regentaban el pequeño café “La Castaña", en la Plaza del Siglo de Málaga.
Ana pronto reveló sus inquietudes artísticas y con su hermana Victoria, comenzó a asistir a clases de declamación y aunque la mala situación financiera de sus padres les hizo emigrar a Madrid, pese a todo, las niñas siguieron tomando clases de baile, con una vecina que no les cobraba, debutando con su hermana como “Las Hermanas Camelias”, en el café-concierto Central Kursaal, donde conoció a Valle Inclán, Romero de Torres y Ricardo Baroja.
El 31 de mayo de 1906, tuvo lugar la boda del rey Alfonso XIII y en ella se dieron cita personajes de todo el mundo, entre ellos el maharajá de Kapurthala, Jagatjit Singh, que acudío al Kursaal y queda prendado de la joven malagueña, deseando conocerla y llevarla con él.
El atentado sufrido ese mismo día por Alfonso XIII, con una bomba lanzada a la carroza de los recién casados, hizo que los invitados, temiendo una guerra civil, abandonaron España, entre ellos el maharajá, que desde Francia insistió pidiendo a Anita que se casase con él y aunque en un principio ella no aceptó, finalmente en una de las cartas le comunicó que lo haría.
Esta carta, antes de ser enviada, llega a manos de Romero de Torres y Valle-Inclán, que observaron su pobreza de expresión, con lenguaje sencillo y numerosas faltas de ortografía, por lo que le redactaron una nueva carta, que convirtió la aceptación en una poética declaración de amor hacia el majarajá.
Finalmente, con 18 años, Anita viajó a París donde se casó por lo civil y luego a la India, donde en enero de 1908, lo hizo por el rito Sikh, en una ceremonia recordada por su majestuosidad y riqueza donde la novia llegó a lomos de un elefante lujosamente adornado.
El Maharajá dejó a sus otras esposas y juntos se trasladaron al palacio Jagatjit de Kapurthala, nombrándola Maharaní, y a pesar de no ser muy bien vista por casi nadie, en abril del mismo año nació su hijo, el príncipe Ajit Singh
Durante años vivió en la India, hasta que tras una grave depresión por la muerte de su hermana y un aborto, decide salir de Kapurthala para recuperarse, enterándose al volver de las infidelidades de su marido, por lo que firmaron un acuerdo de separación en el que él aseguraba a Anita una sustanciosa pensión económica vitalicia, a cambio de que no se volviera a casarse.
A partir de ese momento, Ana vivió a caballo entre París, Madrid y Málaga, hasta instalarse en Madrid, donde falleció en brazos de su hijo, en 1962, víctima de un ataque cardíaco.
La iglesia católica se negó a autorizar que fuese sepultada en la Sacramental de San Justo de Madrid, alegando que, al casarse, había renegado de su fe católica, por lo que el hijo hubo de presentar documentos, y testimonios de sirvientes y amigos, hasta que la iglesia accedió.
Aunque con la condición, de que en la tumba no apareciese ningún símbolo de otra religión, estando presidida por una cruz y sobre la lápida, la daga Sikh y la corona de la Casa de Kapurthala, indicando que la persona allí enterrada, perteneció a la realeza.
Es una bonita historia de amor, aunque no todas acaben bien.
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