Tal día como hoy 21 de febrero de 1848 se publica en Londres el Manifiesto del Partido Comunista.
Estaba escrito en alemán y su título era; “Manifest der Kommunistischen Partei” imprimiéndose en un pequeño taller para enviarlo con urgencia al continente europeo, convulsionado por levantamientos y disturbios en la mayoría de sus ciudades.
En Europa, pequeños núcleos de revolucionarios, recibieron la declaración como guía para su lucha y como toque para movilizar a las masas a un movimiento rotundamente revolucionario.
En las primeras líneas del folleto se decía: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma... ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus aspiraciones; que opongan a la leyenda un manifiesto del propio Partido".
En poco tiempo, se tradujo a los idiomas europeos siendo un texto visionario que fundó el comunismo moderno, siendo la primera declaración de la ideología que se conoce ahora como el marxismo-leninismo-maoísmo.
El Manifiesto se recibió con gran entusiasmo, pues en 1848, los comunistas ya no eran solo un "fantasma", sino un incipiente movimiento internacional, que ha influido en la historia humana y en la vida de millones de personas.
Las palabras finales del documento representaban el credo del movimiento: “Los objetivos comunistas solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar". ¡Proletarios de todos los países, uníos!”
Bajo estas brillantes y vibrantes palabras, se ha escondido - una vez más en la Historia – otra forma de represión y tiranía.
Con la caída del muro de Berlín, en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, del que sostenían los soviéticos, que fue levantado, según la propaganda comunista; “para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un Estado socialista en Alemania del Este”.
En realidad, sirvió para impedir la emigración masiva a Alemania del Oeste, después de la Segunda Guerra Mundial, y con su caída, quedó al descubierto toda la miseria que escondía el sistema.
Esta claro que la via Lenin, Mao o Castro no es la más adecuada para construir sociedades más libres, justas y prósperas. La mas indicada es la via Ghandi, Jesucristo, Mandela. Solo por la via de las consciencias, desobediencia civil y no-violencia se puede cambiar este mundo a mejor. No hay atajos.
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