viernes, 19 de febrero de 2016

La misteriosa muerte del virrey del Perú, Diego López de Zúñiga

 
Tal día como hoy 19 de febrero de 1564, muere - al parecer asesinado - el cuarto virrey de Perú, Diego López de Zúñiga, conde de Nieva.

Diego López de Zúñiga y Velasco, caballero de Santiago, fue el IV Virrey del Perú, de 1561 hasta su muerte en 1564, hecho que hasta hoy día está rodeada de misterio.

Desde niño, se inició en  ejercicios caballerescos, participando al lado de Carlos V en la “Jornada de Túnez” en 1535 y luego en la campaña italiana, incorporándose al séquito de Felipe II y cuando este subió al trono en 1555, le nombró Capitán General de Galicia y  más tarde Virrey del Perú.

Hizo su entrada en el Virreinato, en abril de 1561 y desde su inicio se distinguió por sus hábitos cortesanos, su desidia en los negocios públicos y su codicia, transformando su gobierno en una suntuosa corte, con ceremonias de gran boato y lucimiento de trajes ostentosos, dentro de una administración marcada por la polémica.

Las resonancias de tal polémica, llegaron hasta la corte de Madrid, lo que determinó el envío de visitadores al Perú, para averiguar el enfrentamiento entre él y los encomenderos y los curacas – caciques locales - por el reparto de las tierras.

Pese a todo, Zúñiga hizo mejoras en la capital, como portales de la Plaza Mayor de Lima; un primitivo sistema de alcantarillado y desagüe, e inició la obra de traer a la ciudad agua potable que llegó, cuando ya él había fallecido, siendo el hecho un acontecimiento.

Sin embargo, adquirió fama de despilfarrador de dinero público, hasta el punto que el Rey en 1563, prohibió que se pagaran libramientos sin su previa licencia, así como por sus constantes actos de infidelidad conyugal, que obligó a que se emitiera una Real Cédula en febrero de 1563, que conminaba al virrey a vivir con “más recatamiento”.

El descrédito ante el Consejo de Indias fue en aumento, al saberse que él y su hijo recurrían a la corrupción y el cohecho para incrementar sus caudales y, que los mejores cargos públicos eran confiados a su séquito, lo cual desató el odio de los conquistadores, que veían al virrey como un arrogante advenedizo.

Su muerte tuvo lugar la madrugada del 19 de febrero de 1564, y al principio se afirmó que había muerto de un “ataque cerebrovascular”, cuando dormía en su lecho, pero luego se dijo que su muerte no había sido natural y circuló la versión de que lo habían encontrado agonizante en la calle.

Según esta versión, había sido golpeado tras bajar desde un balcón con una escala de cuerdas, después de un encuentro amoroso con una mujer casada, a la vez prima suya y que los asesinos serían los criados del esposo burlado, siendo recogido por los criados de un caballero, que lo llevaron a su Palacio acostándole en su lecho, donde falleció.

Muchas otras versiones, surgieron en torno a su extraña muerte y actualmente parece ser falsa la teoría de la escala del balcón, porque ni el presunto burlado ni su mujer, estaban aquellos días en Lima, pero eran tantos sus enemigos que cualquiera podía haber sido.

El gobernador que vino a reemplazarlo, decidió no continuar las investigaciones iniciadas por la Audiencia, al ver que el asunto comprometía al prestigio del virrey y también a algunas poderosas familias de Lima.

Hoy día existe otra investigación histórica, que sostiene que la descripción de los síntomas, permite suponer razonablemente, que se trató de un ataque vascular cerebral lo que mató al virrey, pero como tantas otras veces, jamás sabremos la verdad.



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