Tal día como hoy 4 de noviembre de 1860, con catorce años de edad emigra a América José Menéndez Menéndez, que recibiría el título de “el rey de la Patagonia".
Menéndez Menéndez fue un empresario español radicado en la Patagonia argentina y chilena, hijo de labriegos asturianos de modesta condición, que no recibió educación formal, aunque si adquirió conocimientos de lectura, escritura y aritmética, gracias a su tío materno que era maestro.
Siendo muy joven, marchó a América en busca de oportunidades, hasta establecerse en Argentina, como tenedor de libros y se familiarizó con el negocio marítimo, que años más tarde desarrollaría en la Patagonia, donde logró reunir una gran fortuna como comerciante, naviero y ganadero.
En 1874 José Menéndez se estableció en Punta Arenas – Patagonia - más tarde su residencia, y en 1876 comenzó con el negocio del ganado ovino, transportando ovejas desde las islas Malvinas.
En 1892 compró un barco usado, el “Amadeo”, primer vapor con matrícula de Punta Arenas, el cual acabaría varado en la bahía de San Gregorio (Chile), siendo declarado Monumento Nacional en 1972, aunque no ha podido ser restaurado debido a la negativa de sus descendientes.
En 1893, montó su imperio ganadero que abarcó gran parte de la Patagonia, inaugurando edificios para un próspero crecimiento, entre ellos, un teatro.
En 1903, era dueño de 430.000 hectáreas en la isla Grande de Tierra del Fuego, y tras convertirse en uno de los máximos hacendados de su época, comenzó a realizar otros negocios: minas, manufacturas de carne; compañías frigoríficas; flota mercante, carreteras; negocios bancarias y la colonización de inmensas regiones australes.
José Menéndez, fue uno de los hombres que actuó de un modo más desapiadado y sangriento contra los indígenas que molestaban a sus intereses y al ser dueño de cientos de miles de hectáreas, contrató a su servicio al tristemente famoso “cazador de indígenas” Alexander Mac Lennan, que participó – entre otras - en la matanza de Cabo Peñas, donde se asesinaron a unos 17de ellos.
Los accionistas de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, intentaron siempre ocultar los hechos al público, hasta que años más tarde, la justicia inició un sumario para averiguar estos crímenes, que evidenció que las “cacerías” de aborígenes no eran un mito popular y que las capturas y muertes masivas de indígenas, con la complicidad con los ganaderos, eran una terrible realidad.
Sin embargo, el proceso solo culpó a algunos empleados subalternos de escasa entidad, que quedaron libres en pocos meses, mientras los autores intelectuales, como José Menéndez, y otros nunca fueron procesados.
Menéndez falleció en 1918, con 71 años, y por deseo de sus hijos, fue sepultado en el cementerio de Punta Arenas, lugar donde fue pionero de su desarrollo económico, estando considerado como héroe nacional.
Resulta aleccionador comprobar, todo lo que los humanos podemos disculpar, en aras a nuestro bienestar material.
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