Tal día como hoy 27 de noviembre de 1895, Alfred Nobel dispone en testamento que las rentas de su fortuna se distribuyan en los llamados “Premios Nobel”.
El Premio Nobel se otorga cada año a personas que - durante el año anterior o a través de su vida - efectúan investigaciones, realizan descubrimientos sobresalientes o llevan a cabo un beneficio para la humanidad.
Cada laureado recibe, directamente de las manos del Rey de Suecia o bien del Presidente del Comité del Nobel, una medalla de oro, un diploma y una cantidad de dinero.
Entre las condiciones de concesión figuran que el galardón, no puede ser otorgado a título póstumo, salvo que el ganador haya sido nombrado antes de su defunción, ni puede ser compartido por más de tres personas.
Estos premios se instituyeron como última voluntad por Alfred Nobel, industrial sueco e inventor de la dinamita, que al parecer se sentía culpable por su enriquecimiento con la industria productora de dinamita cuyo principal mercado era sobre todo la guerra y que fue la que más beneficios le prudujo.
En sus orígenes, el rey Óscar II de Suecia – que pese a ser un distinguido escritor, no demostró en este caso mucha inteligencia - no estaba de acuerdo en dar el premio a extranjeros, pero se cree que cambió de idea al darse cuenta del enorme potencial publicitario que esto suponía para el país, que desde entonces pasó a ser un referente mundial por este certamen.
Los premios se conceden en una ceremonia celebrada anualmente en la Sala de Conciertos de Estocolmo, seguida de un banquete en el Ayuntamiento el 10 de diciembre, fecha en que Nobel, en cuyo honor se constituyeron, murió.
A su muerte se produjo una situación curiosa, pues Alfred Nobel nombró a las instituciones responsables de conceder los premios, sin previa consulta a estas y sin contar con ellas sobre si aceptaban o no y sobre los criterios para adjudicar los premios, pero todas ellas aceptaron.
Al tiempo que los diplomas, se entrega un importante premio económico, cuyo monto en variable y depende de los ingresos de la Fundación Nobel en ese año, que en la actualidad oscila entre los ochocientos y los novecientos mil euros.
La finalidad de este dinero es evitar las preocupaciones económicas del laureado, para poder desarrollar sus futuros trabajos.
España ha sido galardonada con 7 Premios Nobel, a los que conviene de vez en cuando recordar: José de Echegaray, Nobel de Literatura en 1904; Santiago Ramón y Cajal Nobel de Medicina en 1906; Jacinto Benavente Nobel de Literatura en 1922; Juan Ramón Jiménez, Nobel de Literatura en 1956; Severo Ochoa Nobel de Medicina 1959; Vicente Aleixandre, Nobel de Literatura en 1977 y Camilo José Cela, Nobel de Literatura en 1989.
Por lo que vemos, las ciencias no son el fuerte en nuestro país, sino la literatura.
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