Tal día como hoy 1 de noviembre de 1520, Magallanes se interna en el estrecho que luego llevó su nombre y que él denominó “Canal de Todos los Santos”, que es un paso en el extremo sur de Sudamérica y el camino natural de mayor importancia entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Cuando en 1513, Vasco Núñez de Balboa descubrió un océano al que llamó “Mar del Sur” esto despertó, especialmente en España, deseos de hallar una nueva ruta marítima hacia las “islas de las especias” navegando hacia el oeste y evitando el cabo de Buena Esperanza bajo dominio Portugués.
Fernão de Magelhães, marino portugués, ofendido por el rey de Portugal, decidió ofrecer sus servicios al rey de España, del que se hizo súbdito, pasando a llamarse Hernando de Magallanes y en marzo de 1518 fue nombrado capitán general de la flota y gobernador de todas las tierras que encontrara, al mando de una armada de 5 naves conocida como "de las Molucas".
Zarpó de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519, y tras hacer escala en Tenerife, llegaron a Río de Janeiro el 13 de diciembre del mismo año, recorriendo el litoral oriental de Sudamérica, hasta el Río de la Plata que Magallanes creyó era el paso hacia el Mar del Sur, pero pronto notó que se trataba de un gigantesco caudal de agua dulce.
Continuó navegando hacia sur y en marzo de 1520 recaló en una bahía que llamó San Julián, donde invernó cinco meses, durante los cuales la nave Santiago naufragó y se produjeron motines dirigidos por sus capitanes.
No obstante, Magallanes indultó a algunos, como a Juan Sebastián de Elcano, perdonándole la vida pese a haberse unido a los amotinados, tomando allí contacto con aborígenes de “estatura gigantesca”, a los que llamó “patagones”- Pies grandes - y a aquella región, Patagonia.
El 1 de noviembre, entró en un estrecho al que llamó de “Todos los Santos” por la festividad del día, viendo en la ribera sur grandes fogatas, producidas por el gas natural de la zona, a la que los indios habían prendido fuego para rituales mágicos, bautizándolo como la “Tierra de los Fuegos”.
Hasta allí, el paisaje fue triste y pobre, pero pronto cambió, con montañas cubiertas de nieve y el suelo regado por lluvias frecuentes con frondosa vegetación, lo que les causó una agradable sorpresa, tras meses en las estériles regiones de la costa oriental.
Como la exploración de las tierras vecinas al estrecho no ofrecía ningún interés, con las tres naves continuó su navegación por el angosto canal en dirección al noroeste, hasta que el 27 de noviembre de 1520 entraba, por fin, en el océano que el mismo bautizó como “Pacífico”, terminando así, la primera exploración europea de aquella parte de Chile.
Magallanes resultó muerto en abril de 1521, cuando con solo 48 expedicionarios, se enfrentó a más de 1.500 guerreros de una tribu de aborígenes musulmanes que no aceptaba al rey de España como señor, en la Isla de Mactán, de Filipinas, tomando Elcano el mando y, con sólo dos naves, inició camino hacia las Islas Molucas, donde tuvo que dejar una de ellas y 53 tripulantes, regresando a España solo con la nave “Victoria” y 18 hombres y llegando a Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522, siendo los primeros hombres en circunnavegar la Tierra.
Pese al aparente desastre, desde el punto de vista económico, la expedición, tuvo un éxito importante pues solo con las especias que la Victoria transportó desde las Molucas a España, se cubrieron todos los costos y se obtuvieron beneficios.
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