Tal día como hoy 30 de noviembre de 1939, la Unión Soviética invade Finlandia, iniciándose la llamada “Guerra de Invierno”.
El ataque a Finlandia se hizo sin previa declaración de guerra y la fuerza aérea soviética, la armada y el ejército atacaron puertos y ciudades, con veinte divisiones a lo largo de los 1.537 km de frontera.
Enfrente, el ejército de Finlandia tenía solo tres divisiones de infantería, una brigada de caballería y una compañía de tanques, luego reforzados con tropas de reserva, que no habían completado su instrucción.
Aunque Stalin esperaba conquistar el país entero para finales de aquel año, la resistencia finlandesa frustró sus esperanzas y pese a ser abrumadoramente superiores, la ofensiva fracasó en el istmo de Carelia contra la denominada “Línea Mannerheim”, que le forzaron a llevar a la lucha otros 300.000 hombres con artillería y aviación.
Con tales efectivos, las tropas soviéticas lanzaron una gran ofensiva el 14 de febrero y cuando la lucha cesó un mes después - el 12 de marzo- no habían logrado una victoria plena.
Sus pérdidas fueron 273.000 hombres, 1.600 carros y 684 aviones, frente a 24.923 bajas finlandesas, pero estos tuvieron que arrendar la península de Hangö a los soviéticos, para establecer allí una base militar y vieron limitadas sus fuerzas armadas.
Los fineses retuvieron su soberanía y pusieron de su parte a la opinión pública internacional, mientras la URSS fue expulsada de la Sociedad de Naciones y la eficacia del Ejército Rojo fue puesta en cuestión, lo que movió a Hitler para lanzar la Operación Barbarroja contra la URSS pocos años después.
La Guerra de Invierno fue un desastre militar para la Unión Soviética, pero gracias a ello Stalin se dio cuenta de que el control político sobre el Ejército Rojo era un inmenso error, e inició el proceso de reinstaurar a oficiales calificados y modernizar sus fuerzas armadas, decisión que permitiría resistir la invasión alemana.
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