Tal día como hoy 28 de julio de 1637, tras 17 años de convivencia pacífica, los colonos británicos exterminan a casi la totalidad de la tribu de los indios pequot, que viven en el área costera de Massachusetts -EE.UU-, lo que supone el inicio del fin de la convivencia pacífica entre colonos y nativos de Norteamérica.
En la primavera de 1621, la mitad de los colonos que sobrevivieron al invierno y que vieron regresar al Mayflower a Inglaterra, fueron sorprendidos por un piel roja que les tendió la mano, se llamaba Samoset y les presentó al cacique Massasoit, quien les regaló un venado.
Los indios enseñaron a los ingleses a pescar, preparar los alimentos de la región, cazar, sembrar el maíz y a sobrevivir en esas tierras estériles y que, en el invierno, quedaban sepultadas bajo gruesas capas de nieve.
Diecisiete años más tarde, en 1637, el capitán John Mason con un grupo armado de puritanos, mientras los pequot dormían, cayó sobre ellos, los encerró entre las empalizadas de la aldea y les prendió fuego. Quinientos indios murieron esa noche.
Fue la primera guerra contra los nativos americanos, quienes, para sobrevivir, libraron contra los blancos 108 guerras... Y las perdieron todas, pues su enemigo, pretendía ser el instrumento divino para “renovar y reorganizar” el mundo occidental; destinados por el Creador a expandirse y a exterminar a las razas inferiores.
Con este pretencioso lastre ideológico, los anglosajones vieron en las de América “tribus degeneradas”, que detentaban una tierra que era de los británicos “en virtud del descubrimiento” y por el “derecho que tienen las naciones civilizadas de establecerse en el territorio ocupado por tribus salvajes”..
Los seminolas, los creeks, los choctaws, los chickasaws y los cheroquis, fueron fácilmente “aculturados” y aceptaron vivir como los “civilizados”; los demás, se volvieron un estorbo para la expansión hacia el Oeste y ya que su barbarie era irredimible, había que arrinconarlos, encerrarlos, tratar con ellos para que se marcharan cuan más al Oeste mejor.
Destacamentos de soldados, los empujaron hacia el Oeste a través de una ruta que la historia conoce como “el camino de lágrimas”, pues cuatro mil indios tuvieron que morir para que sobre sus cadáveres se levantaran granjas y ciudades, “llenas de todas las bendiciones, la libertad, la religión y la civilización”, según decía el presidente Jackson.
Jackson les ofreció la protección de su gobierno y el “hermano blanco” no iría a molestarlos: “no tendría derecho sobre vuestras tierras; y podréis vivir vosotros y vuestros hijos, en paz y abundancia, para siempre”. Y no acababa de crecer aún la hierba, cuando los "caras pálidas" fueron al oeste del Misisipi y les quitaron a los “salvajes” 13.000.000 de acres.
Se pensó que la solución del “problema indio” era encerrarlos en campos de concentración llamados “reservas”·, y se les asignaron tierras áridas e inhabitables para el blanco; pero también los despojaron de ellas, y fueron exterminados sus animales de caza –solo en 1878 mataron a cinco millones de búfalos–.
Se calcula que a la llegada de los europeos, había en lo que hoy es Estados Unidos, cerca de 1.000.000 de indígenas y en 1970, se contaban 343.000: últimos descendientes de una raza cuyos tiempos heroicos fueron marcados por las hazañas de Toro Sentado, y sus hermanos siux y cheyenes en Big Horm; y las de Jerónimo en los estados del sudoeste, bajo el acoso del ejército estadounidense..
Valientes y aguerridos; hablar de ellos no es solo hablar del calvario de sus pueblos, sino del honor y de la guerra para la salvaguarda de la libertad y el derecho a vivir como hombres, en la tierra que sustenta sus raíces.
FELICIDADES POR RELATAR LA VERDAERA HISTORIA DEL PUEBLO NORTEAMERICANO, EN ESPECIAL DE LOS AMERCIACANOS NATIVOS. RECOMIENDO LA HISTORIA DLE PLUEBLO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE HO
ResponderEliminarWAR ZINN.