miércoles, 24 de julio de 2019

"París bien vale una misa"

Tal día como hoy 24 de julio de 1593 en Saint Denis  -Francia- , el rey Enrique IV reniega del protestantismo y abraza la religión católica como medio para conseguir la corona de Francia y su pacificación. Al renegar de sus creencias pasará a la historia su cínica frase "París bien vale una misa".

La frase, “París bien vale una misa”, es un tópico cultural originado en una expresión, probablemente apócrifa, atribuida a Enrique de Borbón o de Navarra, el pretendiente protestante al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar, como el  rey Enrique IV.

Desde entonces viene utilizándose esta frase, con el sentido de la conveniencia de establecer prioridades: es útil renunciar a algo, aunque sea aparentemente muy valioso, para obtener lo que realmente se desea. También se emplea en el sentido de afear la falta de sinceridad o de convicciones, o de representar la tolerancia o el indiferentismo, especialmente en cuestiones religiosas.

Un tema político coincidente en la época, es el denominado "maquiavelismo" o "razón de Estado", habitualmente puesto en comparación con la actitud "quijotesca" que se presenta como característica de la contemporánea Monarquía Hispánica de Felipe II, a quien se atribuye la frase “prefiero perder mis Estados a gobernar sobre herejes”.

No obstante, también se considera que el modelo de Maquiavelo para El Príncipe fue Fernando el Católico; y no menos característicos fueron los cambios de orientación política de Carlos V.

Desde el punto de vista histórico, la frase se ha de situar en las Guerras de Religión de Francia, los bandos protestante y católico se habían estado enfrentando durante largos años y aunque venían proponiéndose por intelectuales moderados de ambos bandos, distintas soluciones pacíficas al conflicto, todo resultó inútil.

La convocatoria de los Estados Generales de 1593, no condujo al fin de la guerra, pero sí a la comunicación por parte del arzobispo de Bourges, de la voluntad de Enrique de convertirse, cosa que ocurrió en la ceremonia de abjuración que tuvo lugar el 25 de julio de 1593 en la basílica de Saint-Denis.

Los Estados Generales se clausuraron el 8 de agosto sin llegar a ningún acuerdo, pero el peso de la aceptación del nuevo rey por la ciudad de París, permitió a Enrique entrar triunfalmente en la capital el 22 de marzo de 1594.

Hasta 1595 se mantuvo la excomunión papal y no se llevó a cabo la tradicional coronación en la catedral de Reims, puesto que Enrique se consideraba rey desde 1589, y durante todo ese periodo de tiempo,sus partidarios no habían controlado esa zona de Francia.



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