Tal día como hoy 8 de octubre de 1871 comenzó en Chicago un gran incendio que no sería controlado hasta dos días después y en el que quedó destruida gran parte de la ciudad.
Durante la primera mitad del siglo XIX, Chicago fue un asentamiento a orillas del lago Michigan con grandes almacenes construidos en madera, acero y mampostería. Incluso las calles estaban pavimentadas con bloques de pino.
Hacia 1871, la población ascendía a 300.000 habitantes; la mayoría pasaba su tiempo libre jugando a los dados, que los americanos llaman craps. Fue un juego tan popular que los ánimos muchas veces se caldeaban y se llegaba a la violencia: la policía lo prohibió en determinados lugares y horas.
El incendio se provocó en una de esas partidas clandestinas, entre un grupo de apostadores escondidos en un establo e iluminados por un farol.
Esa noche, Louis M. Cohn participaba en una partida ilegal de dados en un establo e iluminada por un farol de aceite. Dado que el juego era ilegal, la policía llevó a cabo una redada y, en su huida, Cohn derribó el farol y provocó un fuego que crecería rápidamente.
A mediados del siglo XX, Chicago era una ciudad con abundancia de almacenes de madera y calles pavimentadas con pino por lo que cuando el fuego prendió se extendió por toda la ciudad sin que pudieran hacer nada.
La mecha había sido prendida de forma no intencionada en un establo y en menos de tres días, las llamas consumieron la ciudad. Las llamas se propagaron de forma muy veloz y en 48 horas destruyeron 18.000 edificios; como consecuencia, 100.000 personas quedaron en situación de pobreza y 300 murieron.
Tardaron dos días en poder apagar las llamas y, en ese tiempo, murieron 300 personas, se destruyeron 18.000 edificios y unas 100.000 personas se quedaron en la calle en situación de pobreza.
Se extendió la teoría de que había sido una vaca quien había volcado el farol que dio comienzo al incendio pero en una carta publicada tras su muerte Cohn, que se había hecho muy rico, donó enormes cantidades de dinero a la ciudad y confesó su culpa.
La destrucción de la ciudad promovió que algunos de los arquitectos más reconocidos de todo el país acudieran a Chicago para encargarse de la reconstrucción de la ciudad, dando lugar a la llamada Escuela de Chicago y convirtiendo a la ciudad de Illinois en un referente arquitectónico y una de las ciudades más importantes de Estados Unidos.
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