Tal día como hoy 3 de octubre de 1226 falleció en la localidad que le da nombre, Giovani di Pietro, renombrado posteriormente como San Francisco de Asís.
Hijo de un rico comerciante de telas, la juventud de Giovani se caracterizó por su esmerada educación, su despreocupación en el derroche de dinero, su afición a las letras y su participación en la guerra contra el Sacro Imperio Germánico como parte del ejército papal. En 1205, durante un viaje a Apulia, vivió lo que él consideró una experiencia mística y pasó a ser un joven meditativo, solitario y desapegado de los bienes materiales.
Desde este momento, el reconvertido Francisco de Asís abandonó todas sus posesiones y riquezas, vendiéndolas para financiar la reconstrucción de iglesias, o pasando largas temporadas viviendo con leprosos a los que cuidaba. Había decidido abrazar la pobreza a imitación de Cristo y en 1209 fundó la Orden Franciscana de monjes mendicantes, que empezó con 11 discípulos y defendía la austeridad, la asistencia a los pobres y la vida agraria. Fue aprobada por el Papa y comenzó su expansión tras el Concilio de Letrán, en 1215.
Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, llamada actualmente franciscana o de los franciscanos, en la que pronto se integraría San Antonio de Padua. Además, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de la orden, las Damas Pobres, más conocidas como las clarisas.
Años después, en 1221, se crearía la orden tercera con el fin de acoger a quienes no podían abandonar sus obligaciones familiares. Hacia 1215, la congregación franciscana se había ya extendido por Italia, Francia y España; ese mismo año el Concilio de Letrán reconoció canónicamente la orden, llamada entonces de los Hermanos Menores.
Por esos años trató San Francisco de llevar la evangelización más allá de las tierras cristianas, pero diversas circunstancias frustraron sus viajes a Siria y Marruecos; finalmente, entre 1219 y 1220, posiblemente tras un encuentro con Santo Domingo de Guzmán, predicó en Siria y Egipto; aunque no logró su conversión, el sultán Al-Kamil quedó tan impresionado que le permitió visitar los Santos Lugares.
A su regreso, a petición del papa Honorio III, compiló por escrito la regla franciscana, de la que redactó dos versiones y entregó la dirección de la comunidad a Pedro Cattani. La dirección de la orden franciscana no tardó en pasar a los miembros más prácticos, como el cardenal Ugolino (el futuro papa Gregorio IX) y el hermano Elías, y San Francisco pudo dedicarse por entero a la vida contemplativa.
Durante este retiro, San Francisco de Asís recibió los estigmas - las heridas de Cristo en su propio cuerpo-; según testimonio del mismo santo, ello ocurrió en septiembre de 1224, tras un largo periodo de ayuno y oración, en un peñasco junto a los ríos Tíber y Arno. Aquejado de ceguera y fuertes padecimientos, pasó sus dos últimos años en Asís, rodeado del fervor de sus seguidores.
Sus sufrimientos no afectaron su profundo amor a Dios y a la Creación: precisamente entonces, hacia 1225, compuso el maravilloso poema Cántico de las criaturas o Cántico del hermano sol, que influyó en buena parte de la poesía ascética y mística española posterior (Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz).
San Francisco de Asís falleció el 3 de octubre de 1226. En 1228, apenas dos años después, fue canonizado por el papa Gregorio IX, que colocó la primera piedra de la iglesia de Asís dedicada al santo. La festividad de San Francisco de Asís se celebra el 4 de octubre.
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