Tal día como hoy 2 de octubre de 1930, Gordon Stewart Northcott fue ahorcado en la cárcel de San Quintín (California) después de haber sido declarado culpable de haber secuestrado, violado y matado al menos a cuatro niños entre 1926 y 1928.
Gordon nació en Saskatchewan, Canadá, en 1906 y se mudó a la zona de Los Ángeles con sus padres en 1924. Su sueño era tener su propia granja y consiguió que su padre, George Cyrus Northcott, le prestara el dinero para comprar un terreno en Wineville y le ayudara a construir una casa y un gallinero.
En esta época pidió a su hermana Winfred que enviara a su sobrino, el pequeño Sandford Clark, desde Canadá para que le echara una mano en la construcción y el trabajo de la granja. Ya instalado en su nuevo hogar, aislado y discreto pero cercano a Los Ángeles, Northcott pudo dar rienda suelta a sus deseos más oscuros.
Comenzó a secuestrar y abusar de niños y jóvenes de la zona a los que luego liberaba sabiendo que no podrían reconocerle. Entre las víctimas de violación, cuyo número nunca se supo con seguridad, estaba el propio Sandford Clark a quien mantenía retenido en la casa y maltrataba habitualmente.
En 1926, algo llevó a Northcott a cambiar su modus operandi, ya que ese año cometió su primer asesinato. La víctima, un adolescente mexicano, recibió un disparo antes de ser decapitado y nunca pudo ser identificado.
En 1928 secuestró a un niño llamado Walter Collins, a quien mantuvo encerrado en un gallinero mientras su madre se quedaba en su casa de visita. Sarah, que así se llamaba, acabó por descubrir al niño y animó a Northcott a matarlo junto al pequeño Sandford y ella misma, de forma que ninguno pudiera inculpar a los demás sin salir perjudicado.
A Collins lo mataron de un hachazo mientras dormía en el gallinero y este sería el mismo método que Northcott emplearía para acabar con los hermanos Lewis y Nelson Winslow ese mismo año.
Todavía en 1928, la granja de Gordon recibió la visita desde Canadá de Jessie Clark, la hermana de Sandford con la que su hermano se confesó esperando que ella pudiera salvarle. Jessie consiguió disimular y marcharse ilesa de allí, pudiendo acudir al cónsul estadounidense de vuelta en Canadá y lograr así que tanto Gordon como su madre fuesen arrestados en septiembre de 1928.
El testimonio de Sandford Clark, a quien Gordon había usado como juguete sexual y le había obligado a ayudarle en los asesinatos, fue clave para la condena.
Si bien solo se pudo probar que Gordon Stwart Northcott fue responsable de los cuatro asesinatos mencionados, durante la investigación se planteó la posibilidad de que hubiera hasta una veintena de víctimas más cuyos restos no se encontraron.
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