sábado, 28 de marzo de 2020

El final de la Guerra Civil Española

Tal día como hoy, 28 marzo de 1939, con la toma de Madrid,  termina realmente la Guerra Civil Española, que había comenzado en 1936, tras el intento de un golpe de Estado por parte del ejército contra el gobierno. Como muchos conflictos modernos, otros países se involucraron apoyando a un bando u otro con armas y voluntarios.

La Guerra Civil española no fue diferente, con el gobierno en el poder obteniendo el apoyo de la Unión Soviética y México, y los rebeldes apoyados por Italia y Alemania. La Guerra Civil , también mostró lo peor de las personas, con terribles atrocidades cometidas por ambas partes durante la guerra, con más de 100.000 personas ejecutadas.

El 16 de noviembre de 1938, la retirada de los últimos efectivos del Ejército Popular a la orilla este del Ebro,  no solo puso fin al mayor encuentro de la guerra civil, sino que marcó el inicio de la descomposición de la capacidad de resistencia de la República que desembocó en el final de la contienda.

La operación, que pretendía mantener el espíritu de resistencia hasta que la situación internacional permitiera una salida más favorable al conflicto para los republicanos, acabó por desgastar a las unidades más combativas de las que disponían, mientras se esfumaban, tras la conferencia de Múnich, las posibilidades de que potencias extranjeras, mediaran en una solución negociada a la guerra.
 
El presidente del Gobierno, Juan Negrín, necesitaba con urgencia una nueva acción de calado estratégico, antes de que terminara el año. El Plan diseñado para partir el territorio sublevado en dos por Extremadura, era ahora inviable, así que esta necesidad se tradujo en un más limitado, pero aún ambicioso, plan para operar en Motril, Brunete y Peñarroya que, sin embargo, se demoró por desavenencias en la cúpula militar republicana.

Estos retrasos del enemigo permitieron a Franco lanzar su ofensiva sobre el territorio catalán. El Ejército de Norte, inició la campaña y un día antes de la Nochebuena de 1938, los cuerpos de ejército franquistas rompieron el frente por la localidad de Tremp, y por Serós.

El mando republicano, trató de contrarrestar la ofensiva poniendo en marcha sus planes en el  sur, dando lugar a lo largo de enero a la batalla de Peñarroya. Allí el Ejército de Extremadura republicano, consiguió un notable éxito inicial, que sin embargo, pronto quedó anulado, por la acción de las tropas de Queipo de Llano y no logró frenar el avance franquista en Cataluña, que tomaron Tarragona el día 15 de enero y Barcelona el 26.

Las esperanzas de que la capital catalana se convirtiera en un segundo Madrid ya no tenía sentido y en febrero, caerían Gerona y Figueras, y se habían cerrado los pasos hacia Francia de Port Bou y La Junquera. Cerca de 230.000 combatientes y 45.000 civiles cruzaron los Pirineos hostigados por la aviación y también había abandonado el país el Gobierno republicano.

El 5 de marzo, Julián Besteiro proclamó desde Madrid la creación de un Consejo Nacional de Defensa y se afanó en iniciar conversaciones para alcanzar una paz honrosa. Para oponerse a las unidades del Ejército del Centro, afines a los comunistas, el nuevo consejo se apoyó en el cuerpo de ejército del anarquista Cipriano Mera, dando lugar a sangrientos días en la capital mientras la República terminaba de descomponerse.

La “resistencia a ultranza” que prponóa Negrín, había sido una ilusión, Franco solo admitiría una rendición incondicional y el día 25 de marzo, dio por rotas las negociaciones y ordenó avanzar en todos los frentes, sin que hubiera por parte de las tropas republicana voluntad de oponerse.

El acto de rendición de la capital, se escenificó el día 28 de marzo entre las ruinas del Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria, que se habían hecho mundialmente famosas en los primeros compases de la contienda.

Tres días después, el 1 de abril, se firmaba en Burgos el último parte de guerra de la contienda, atestiguando el final de la guerra civil española.


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