domingo, 15 de marzo de 2020

Los judíos que apoyaron a Hitler

Tal día como hoy, 15 marzo de 1938, el mismo día de uno de los discursos de Hitler a más de siete millones de personas, se declara que los judíos no podrán votar. Este hecho tuvo lugar después del regreso de Hitler de su viaje a Austria, y después de que el tesoro de Austria se fusionara con el de Alemania.

La primera mitad del  siglo XX, fue una de las épocas más oscuras de la Historia con dos grandes guerras que causaron millones de muertes. Un porcentaje elevado de esos muertos eran judíos, perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados por los nazis.

Por ello pone los pelos de punta saber que, durante la ascensión de Hitler al poder, logró hacerlo en parte por ser apoyado por la “Asociación de Judíos Nacionales Alemanes”.

El objetivo de dicha asociación era la absorción de los judíos a través de la cultura alemana, huyendo de las corrientes sionistas y renegando de los judíos del este, a los que consideraban el enemigo y una amenaza a su nueva forma de entender el judaísmo.

Hay que remontarse a mediados del siglo XIX cuando una parte de los judíos alemanes comenzaron a rechazar sus raíces. Se oponían a costumbres de su religión como la circuncisión y el sabbath - el día de descanso lo pasaron del sábado al domingo - .

Era tanto su rechazo que cuando surgió el partido nazi, su devoción a Alemania les llevó a votar al Partido Nazi, ajenos a lo que esa decisión supondría en pocos años.

El fin de esta asociación se produjo el 18 de noviembre de 1935 cuando fue ilegalizada y disuelta. Su fundador, Max Naumann, fue trasladado a un campo de concentración por la Gestapo. Tal vez el partido nazi, conocedor de su pasado, fue algo más benevolente y fue puesto en libertad días después.

El caso de Naumann no fue el único de un judío afín al régimen nazi o de judíos que hicieron todo lo posible aunque fuera amoral para su supervivencia y bienestar.

Mordechai Chaim Rumkowski fue un empresario judío que no tuvo problema en ponerse al frente de la asamblea que dirigía el gueto de Lodz. Transformó el gueto en un infierno, llegando a obligar a las mujeres a prostituirse si no querían acabar en un campo de concentración.

Otro caso es el de Stella Kübler, una judía apodada como el “Veneno Rubio” que delató a más de 2300 compatriotas como espía de la Gestapo.

Acabada la Segunda Guerra Mundial, tuvo que enfrentarse a tres procesos judiciales. En uno de ellos, un tribunal militar soviético la condenó en 1946 a diez años de cárcel y trabajos forzados.

Después, se convertiría al cristianismo y al antisemitismo y en 1994, con 72 años, se quitó la vida saltando por la ventana de su apartamento de Friburgo, en Alemania.

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