Tal día como hoy, 5 de marzo de 1953 murió en Moscú,
Iósif Stalin, líder histórico de la URSS desde el fallecimiento de
Vladimir Lenin hasta el momento de su propia muerte.
Georgiano e hijo de un zapatero
alcohólico, conoció la ideología comunista siendo un estudiante de
seminario y fue ganando peso en el partido, llevando a cabo sus
misiones con una frialdad y disciplina que le valieron el apodo de
“hombre de acero” (Stalin).
Muy cercano a Lenin - aunque no a
Trotsky, al que finalmente mandó asesinar - ocupó cargos de
relevancia en el Partido Comunista de la Unión Soviética y el periódico Pravda y jugó un importante
papel durante la Revolución de Octubre, la instauración del
gobierno bolchevique y la guerra civil.
La enfermedad y muerte de Lenin
concedieron a Stalin la ocasión perfecta para colocarse como líder
supremo de la jerarquía soviética y quitar de en medio, a todo
aquel que le resultara un estorbo. Desde los años 30 tuvo lugar la
conocida como “Gran Purga”, que ocasionó más de seis millones
de asesinatos.
Una vez asentado en el poder, Stalin
llevó a cabo un duro proceso de industrialización y crecimiento
económico basado en planes quinquenales que llevaron a la población
a una situación de miseria límite, pero convirtió a la URSS en una
superpotencia al nivel de los Estados Unidos.
Su política exterior se basó en el
expansionismo radical y en aumentar su zona de influencia, llegando
incluso a pactar con la Alemania de Hitler para repartirse Polonia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Stalin utilizó su superioridad
poblacional para sobreponerse a las fuerzas del Eje y las tropas
soviéticas tomaron Berlín en 1945.
Esta victoria le permitió engrosar sus
territorios y le llevó a un enfrentamiento indirecto con Estados
Unidos, durante la llamada Guerra Fría.
Desde finales de los años 40, la
salud de Stalin empezó a verse afectada y el líder de la URSS buscó
cubrirse frente a posibles o inventadas conjuras, llevando a nuevas
purgas, que igualaban a las de su etapa más oscura.
Según la versión oficial, Stalin
sufrió un accidente cardiovascular el día 1 de marzo y un paro
cardiaco el día 5, pero el propio Nikita Jrushchov - su sucesor en
el cargo- afirmó que Stalin fue asesinado por el entonces líder del
servicio de inteligencia soviético, Lavrenti Beria.
Tras su muerte, la URSS vivió una
apertura considerable y el nuevo gobierno quiso marcar distancias
con el periodo estalinista. Nikita Jrushchov dio comienzo al llamado
proceso de desestalinización durante el XX Congreso del PCUS en
1956.
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