lunes, 25 de enero de 2016

El descubrimiento de la mina de plata de Potosí

 Tal día como hoy 25 de enero de 1538, se descubre en el Cerro Rico de Potosí -Bolivia- la primera mina de plata

Según se cuenta, las vetas de plata fueron descubiertas de una manera casual en 1545, cuando un pastor Quechua se perdió con su rebaño, por lo que decidió acampar en la ladera del Cerro Rico, a cuyo efecto encendió una gran fogata para calentarse.

A la mañana siguiente se encontró con que, entre las brasas de la hoguera, brillaban hilos de plata, fundidos y derretidos por el calor del fuego pues el lugar era tan rico en vetas de plata, que esta se encontraba a flor de tierra.

Según otra versión legendaria, los incas conocían la existencia de plata en el cerro, pero cuando el emperador inca intentó extraerla, el cerro se “defendió” mediante una estruendosa explosión, por lo dejaron de hacerlo pues estaba reservada “para los que vinieran después”

A partir de entonces, el lugar fue una “huaca” – lugar sagrado – que los indígenas conocían y no se podía tocar, pero los españoles -“llegados después”- al parecer usaron la leyenda para justificar ante los indios su explotación.

De cualquier forma, el descubrimiento llegó finalmente a oídos de los españoles y en abril de 1545, tomaron posesión del Cerro Rico, e inmediatamente establecieron un poblado.

Se calcula, que en 1579 había en Potosí ochocientos tahúres profesionales y cientos de prostitutas célebres, a cuyos resplandecientes salones concurrían los mineros ricos.

Sin embargo, esta riqueza se obtenía a costa de una explotación infrahumana de los indígenas, ya que miles de ellos fueron sometidos a la “mita”, sistema de trabajo inca de servicios al Estado, ante la falta de mano de obra para la minería.

Las jornadas laborales eran de hasta 15 horas diarias, cavando túneles, extrayendo el metal manualmente o a pico, con frecuentes derrumbes y accidentes, que ocasionaban la muerte de cientos de trabajadores, calculándose que unos 15.000 indios murieron en la explotación, entre 1545 y 1625, pues aunque las estimaciones más alcistas hablan de hasta ocho millones, tales cifras son fruto de la “leyenda negra”, ya que, investigaciones recientes, cifran el total de habitantes de todo el continente entonces, precisamente en unos 8 millones

Pronto, el poblado, debido a la inmensa riqueza de la mina, se convirtió en ciudad, que creció de manera vertiginosa y su riqueza fue de tal magnitud que Cervantes en “Don Quijote de la Mancha” acuñó el dicho “vale un Potosí”, cuando se estimaba que algo tenía incalculable valor.

La producción de plata, llegó a su punto máximo alrededor del año 1650, momento en que las vetas empezaron a agotarse, y Potosí entró en su decadencia de la que no pudo recuperarse jamás.

Hoy en día, la economía del lugar en minería, ha vuelto a incrementarse con proyectos de obtención de minerales de baja ley – sobre desechos de plata, acumulados desde épocas coloniales – siendo conocido por sus grandes reservas minerales en litio, aunque solo existen pequeñas empresas de explotación manual.



4 comentarios:

  1. De tanto abuso, llegó lo que tenía que venir. Una vez más la avaricia rompió el saco.

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    1. Fuimos malos colonizadores, despotas con los colonizados y al final, tuvimos lo wue nos merecimos.

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  2. Leyendo a ratos a Bartolomé de las Casas hace años llegué a la conclusión de que el fraile era tal vez hombre de letras, pero los números se le daban fatal. Citando algunas distancias por ejemplo, confundía los cientos con los miles. No es de extrañar que los interesados en arrojar estiércol sobre España aprovecharan esta ignorancia supina.

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    1. Bartolomé de las Casas era bien intencionado, pero no solo con buenas intenciones se hace camino. Luego, los excesos propios de los españoles y sus torpezas y codicia, hicieron el resto.

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