Al final de la guerra civil española, la llamada Ofensiva de Cataluña o Campaña de Cataluña, fue un conjunto de operaciones militares que se desarrollaron en esta región española, entre diciembre de 1938 y febrero de 1939 que se saldarían con la derrota de las tropas republicanas, lo cual significó, para el bando rebelde, conseguir prácticamente la victoria en la guerra.
El objetivo principal, era la toma de Barcelona y de rechazo, al ser esta su localidad más importante, toda Cataluña, la cual en su totalidad había permanecido fiel a la república desde el inicio del conflicto en 1936.
La noticia de la caída de Tarragona el 14 de enero, actuó como señal de alarma y a partir de ese momento, la retirada se convirtió en una huida caótica de refugiados de toda clase en las se mezclaban, políticos, autoridades republicanas, funcionarios, personal civil, e incluso soldados, que marcharon apresuradamente hacia la frontera francesa, usando todos los medios de transporte.
Francia, ante la amenaza que suponía la llegada a los Pirineos de miles de refugiados republicanos, decidió el 20 de enero abrir los pasos fronterizos, permitiendo la entrada en España de material de guerra destinado a la República, que hasta entonces había sido retenido en base a los acuerdos de “no intervención” pero esta medida, no sirvió ya para nada, pues la psicosis de miedo se había apoderado de todos y solo se pensaba en huir.
Las constantes derrotas tras el desastre del Ebro, habían hecho que las tropas republicanas estuviesen desmoralizadas y la enorme masa de refugiados, en gran parte formada por soldados muy jóvenes, la llamada "Quinta del biberón", o muy mayores, pese a las llamadas de algunos de sus oficiales, mostraban nulos deseos de combatir, por lo que preferían la rendición rápida o la huida, ante lo que ellos preludiaban como el triunfo inminente de los sublevados.
El 22 de enero, se informa al presidente Negrín, que el frente se ha roto a unos 20 kilómetros de Barcelona, y que las tropas del Ejército Popular han abandonado sus posiciones para salvarse en la propia capital catalana o bien escapando hacia Francia, por lo este ordena evacuar todos los centros del gobierno y mientras en Burgos se viven horas de euforia, en Barcelona tiene lugar una situación caótica.
A partir del 23 de enero, la huida se generaliza entre los republicanos, llevándose consigo a sus familias y enseres y asaltando los almacenes de alimentos, para tener con qué sobrevivir durante la marcha hacia Francia, huyendo luego desordenadamente en automóviles, camiones, bicicletas o simplemente a pie, obstruyendo la carretera hacia el norte.
Los funcionarios evacuan sus oficinas, mientras militantes de los diversos partidos incendian documentación, archivos, y tarjetas de identidad, en las calles y los presos del bando nacional son también trasladados en la retirada, mientras los “nacionales” cruzan el Llobregat.
El 24 de enero, el gobierno huye a Gerona, mientras la ciudad está dominada por el pánico y aunque algunos militantes comunistas intentaron defenderla instalando barricadas y lanzando proclamas, sus esfuerzos chocan contra el desánimo y el incesante flujo de refugiados en fuga hacia la frontera francesa.
Al amanecer del 26 de enero, las tropas franquistas alcanzaban las cumbres del Tibidabo y Montjuic, y al mediodía entran al centro de Barcelona y ocupan toda la ciudad, casi desierta, sin hallar resistencia y recibidos jubilosamente por sus partidarios.
Junto a los jóvenes de la "Quinta del biberón" a los mayores movilizados (de hasta 37 años, casi todos casados y con hijos) se les conocía como la "Quinta del saco" por incorporarse a filas provistos de un saco o morral con ropa y algo de comida que le habían preparado sus esposas.
ResponderEliminarEstos suelen ser los resultados desastrosos de los finales de toda clase de guerras. Cosa que son olvidados, y antes o después, suelen ser repetidos.
ResponderEliminar¡Qué final más triste para... para los vencidos, camino del exilio!
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