La llamada “Matanza de Atocha”, fue un atentado terrorista cometido por extremistas de derecha en el centro de Madrid, donde varios abogados fueron asesinados en un despacho de Comisiones Obreras de la calle de Atocha, matando a cinco personas y dejando cuatro heridos.
El Tribunal que dictó sentencia en marzo de 1980, consideró que constituían “un grupo activista e ideológico, defensor de una ideología política radicalizada y totalitaria, disconforme con el cambio institucional que se estaba operando en España".
Los terroristas, al parecer, buscaban al Secretario General del Sindicato de Transportes de CCOO pero no encontrarle, decidieron matar a los que encontraron allí.
Santiago Carrillo, secretario general del partido comunista – que entonces era ilegal - había regresado del exilio de forma clandestina el año anterior, pero hizo acto de presencia para forzar el reconocimiento y legalización del PCE.
Al entierro asistieron más de cien mil personas, y transcurrió sin incidentes, dándose la paradoja, de que las fuerzas de seguridad protegían a los miembros de un partido ilegalizado, contribuyendo en buena medida, para la legalización posterior del partido.
La Matanza de Atocha, fue quizás el momento más grave de los diversos sucesos violentos que ocurrían entonces en España, con atentados de la ETA, el GRAPO y otras organizaciones como el Movimiento Para la Autonomía e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC).
Los asesinos, creyéndose amparados por sus contactos políticos, ni siquiera huyeron de Madrid y en pocos días la policía los detuvo, aunque hubo dudas sobre si habría alguien detrás con una mayor responsabilidad en los atentados que los detenidos.
Aunque hoy parezca normal, el juicio de los asesinos de Atocha, - pese a la arrogancia de los acusados, con camisa azul y muchos asistentes, también de uniforme - fue la primera vez desde el final de la guerra civil, que la extrema derecha se sentó en el banquillo, siendo juzgada y condenada.
El 11 de enero de 2002, el Consejo de Ministros concedió la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort a los tres abogados, el estudiante y al administrativo fallecidos, la más alta distinción de la Justicia de España a quienes han destacado al servicio del Derecho.
Fue casi milagroso que en un ambiente así, pudiese arraigar la naciente democracia en España.
Se trató de un hecho trascendente y dejas bien claro que como consecuencia del mismo se produjo la inevitable legalización del PCE. (Quien lo vio y quien lo ve).
ResponderEliminarNo obstante, en ese año, en los anteriores y posteriores, se dieron auténticas matanzas entre representantes de la ley, personas civiles y niños, con mayor premeditación y alevosía y no están marcadas sus fechas con tanto clamor en la historia de los mártires de la democracia.
De sobra sabes, amigo Pedro, que hay muchas "varas de medir". Por mi parte siempre he entendido que los muertos muertos, muertos son y lo mismo digo de los asesinos, pese a que haya gente que los considere diferentes. Con las dictaduras sucede lo mismo. Hay dictadores "mas simpáticos" que otros. Los humanos, somos seres muy, pero muy despreciables...
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