Se conoce como crimen de Alcácer, al secuestro, violación, tortura y asesinato de Míriam, Toñi y Desirée, tres adolescentes de catorce y quince años del municipio valenciano de Alcácer.
Las jóvenes, desaparecieron la noche del 13 de noviembre de 1992, tras salir de sus casas en Alcácer, diciendo a sus padres que iban haciendo autoestop, a la discoteca “Coolor” a las afueras del municipio de Picasent, donde se celebraba una fiesta del instituto, con jóvenes de las poblaciones cercanas.
El 16 de noviembre, las familias esperaban su regreso después de una aventura juvenil de fin de semana, pues las niñas que iban casi sin dinero, lo que descartaba la idea de una huida y hacía pensarse en un rapto, por lo que las fuerzas de seguridad, centraron sus pesquisas en amigos de las menores, clientes de la discoteca y sus dueños, concluyendo que las niñas no habían llegado nunca al local.
El Ayuntamiento de Alcácer imprimió carteles y los medios de comunicación colaboraron en la búsqueda, así el ministro del Interior, Corcuera se interesó por el caso, entrevistándose con los padres y formando un equipo especial de Policía y Guardia Civil para la investigación.
Setenta y cinco días después - el 27 de enero - dos apicultores encontraron los cadáveres semi enterrados en un paraje conocido como “La Romana”, y su hallazgo y posterior conocimiento de las torturas a las que fueron sometidas causaron una profunda conmoción en España.
Las investigaciones apuntaron que el triple crimen, fue cometido por dos delincuentes comunes: Antonio Anglés y Miguel Ricart, el primero, huido y que aún se encuentra en paradero desconocido, mientras que Ricart fue detenido, juzgado y condenado a ciento setenta años de prisión en un juicio que no estuvo exento de polémica.
Ricart confesó su participación, he hizo una descripción de lo ocurrido: él y Anglés recogieron a las tres niñas y las llevaron a una caseta en la Romana, donde las torturan, violan y mutilan y luego obligan a caminar, hasta una fosa, donde las asesinan de un tiro en la cabeza y las entierran.
El 15 de marzo de 1993, la tripulación de un barco mercante descubre a un polizón – presuntamente Antonio Anglés - que, al ser descubierto, se lanzó al mar con salvavidas y desde entonces, el rastro se pierde en el mar.
El padre de Míriam, realizó intervenciones en los medios de comunicación, especialmente en el programa de televisión “Esta noche cruzamos el Mississippi” de Pepe Navarro, donde sostenía la teoría de que Anglés y Ricart no fueron los únicos participantes, sino que seguían órdenes de una banda de asesinos, entre los que podrían encontrarse personajes relevantes y acusaba a la Guardia Civil y al juez, de manipular y destruir pruebas para proteger a los verdaderos culpables.
El juicio comenzó en mayo de 1997, en la Audiencia Provincial de Valencia y el fiscal y las acusaciones populares consideraban que había pruebas suficientes para condenar a Ricart, por rapto, violación y asesinato, dictándose sentencia en septiembre y condenando a Ricart, a 170 años de prisión y a una indemnización de 300 millones de pesetas para las familias, pena esta ridícula por imposible.
El 29 de noviembre de 2013, fue puesto en libertad Miguel Ricart, el único condenado por el crimen tras permanecer 20 años en la cárcel, donde estuvo recluido desde que fue detenido en 1993.
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