miércoles, 7 de septiembre de 2016

El Big Ben: historia de un reloj famoso.

Tal día como hoy 7 de septiembre de 1859, entra en funcionamiento en Londres el Big Ben.

“Big Ben”  en realidad es el nombre con el que se conoce la gran campana del reloj del Palacio de Westminster, pero ha dado nombre a todo el conjunto, que se ha convertido en uno de los símbolos más famosos de Londres y elemento de localización de películas ambientadas en la ciudad.

La Torre del Reloj está diseñada en estilo neogótico y tiene una altura de 96,3 metros, estando situados los cuatro relojes a 55 metros de altura, con un peso estimado en 8.667 toneladas.

A pesar de ser uno de las atracciones turísticas más famosas del mundo, el interior de la torre no está permitido a visitantes extranjeros y solo los residentes en el Reino Unido pueden solicitar una visita con antelación a través del Parlamento, debiendo subir 334 escalones de piedra hasta la parte superior, pues carece de ascensor.

En la base de cada cara del reloj, hecha con letras de latón, hay una inscripción en latín, que dice: “Domine salvam fac reginam nostram victoriam primam” (Dios guarde a nuestra reina Victoria I).

La torre del Big Ben ha empezado a inclinarse debido a la excavación de nuevos túneles del Metro cerca de Westminster unos 0,9 mm cada año desde 2003, y la inclinación ya es apreciable a la vista.

A pesar de los bombardeos durante las  guerras mundiales, el reloj siguió funcionando y dando la hora con perfecta puntualidad.

Durante la Primera Guerra Mundial, las campanas fueron silenciadas y la esfera dejó de iluminarse de noche para evitar ataques de los zepelines alemanes y en la Segunda Guerra Mundial, aunque las campanas siguieron funcionando, el reloj dejó de iluminarse de noche, para no servir de guía a los pilotos alemanes.

La BBC inicia sus informativos de las 6 de la tarde y de medianoche con sonido del Big Ben, y se usa – cono en España el de la Puerta del Sol - para despedir el año.

También anuncia la muerte de los monarcas ingleses, para lo cual cambia su timbre habitual por otro más suave, pero debido a los muchos años que la reina tiene, es seguro que nadie reconocerá – cuando llegue – que están tocando a muerto.

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