martes, 6 de septiembre de 2016

La V2, un arma secreta alemana de la Segunda Guerra Mundial

Tal día como hoy 6 de septiembre de 1944 en Gran Bretaña, cae la primera bomba volante V2 de los nazis alemanes.

La producción preliminar del V2 comenzó a fines de 1943, pero la producción masiva fue encargada a la colosal fábrica subterránea Mittelwerke, donde se produjeron 300 unidades en abril de 1944 y más de 1.000 en octubre.

La utilización del V2 en la guerra comenzó en septiembre de 1944, cuando el ejército contaba ya con 1.800 misiles almacenados y estaban listas las unidades especializadas en el empleo del ingenio.

El adiestramiento de los operarios de lanzamiento tuvieron lugar principalmente entre enero de 1944 y febrero de 1945. El 6 de septiembre comenzó el ataque contra Londres y al principio, el gobierno británico comunicó al público que las explosiones eran causadas por tuberías de gas defectuosas, pero a los pocos días se tuvo que admitir la verdad.

Al contrario de lo que sucedía con las V1, las V2 eran invulnerables, pues alcanzaban velocidades supersónicas y ni los cazas más veloces de la época podían interceptarlas, ni la artillería antiaérea  derribarlas.

Además, al dispararse desde lanzadores móviles, la localización de sus bases resultaba bastante problemática. La altura y la velocidad alcanzada por las V2 hacía, que fuera prácticamente imposible detectarlas con el radar de la época. Cierto es que al momento de lanzamiento el misil podía ser visto por pilotos aliados - que tenían el dominio de los cielos -  pero aunque varios cazas intentaron destruirlos durante su despegue, ninguno lo consiguió. Los alemanes habían creado un arma contra la cual no había defensa posible.

Fueron lanzadas contra territorio aliado unas 4.320 V2, más de 1.400 contra Inglaterra, de las cuales 1.054 alcanzaron su objetivo y en 1945 se dispararon 1.675 V2 contra Amberes y las fuerzas aliadas. La producción total de V2 superó las 10.000 unidades antes de que la guerra acabase.

Los daños causados por el impacto eran similares a los de las V1, pero las pérdidas muy superiores a causa de la falta de aviso. Esto se debía a que, al estrellarse a velocidades supersónicas, no se percibía ningún ruido de aproximación.

Otro diseño futurista fue el denominado A9/A10, que preveía un misil de dos fases, de doble  tamaño de la V2, que tendría un alcance de 4.800 km y podría haber sido el primer misil balístico intercontinental.

Tanto rusos como americanos usaron la tecnología y los técnicos alemanes para sus misiles


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