Tal día como hoy 30 de mayo de 1913 Ígor Stravinsky estrena en París su ballet “La consagración de la primavera” que provocó una revuelta.
Es una de las obras más revolucionarias y trascendentales de toda la música clásica por sus innovaciones en armonía, ritmo y timbre, aunque registró un gran rechazo en su estreno.
El público, acostumbrado a cierto infantilismo narrativo típico del ballet clásico, no estaba acostumbrado a ver una exhibición de erotismo explícito contra la moral conservadora de la época, con mallas ajustadas, gesticulación onanista y ninfas semidesnudas en actitudes provocadoras.
Al acontecimiento acudió la élite intelectual del momento, desde músicos hasta artistas como Picasso o personajes de moda como Coco Chanel, luego - al parecer - amante de Stravinsky.
Una parte del auditorio se sintió ofendida y al poco de levantarse el telón, empezó a vociferar para que se suspendiera el espectáculo.
Algunos, abandonarán la sala entre exabruptos a los primeros compases considerando lo visto y oído como “un ataque a la belleza del arte” y mientras unos gritaban o siseaban, otros aplaudían.
Tras el intermedio las cosas empeoraron, comenzando los gritos dirigidos al escenario o bofetadas de alguna dama ofendida al espectador de al lado que había tenido la ocurrencia de aplaudir.
El escándalo fue en aumento y mientras Ravel gritaba que era la obra de un genio, otros decían que era una burla y Debussy suplicaba silencio para que se pudiese oír aquélla “música maravillosa”.
Hay quien dice que entre partidarios y detractores incluso se concertaron duelos para el día siguiente y algunas sillas empezaron a volar, de manera que cuando la obra llegó al final, Stravinsky indignado, desapareció por la puerta trasera.
Aunque quizás ninguno de los presentes lo intuyó, lo cierto es que aquella noche fueron testigos de uno de los momentos cumbre de la música del siglo XX, que cambiaría para siempre una forma de entenderla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario