Los Estados generales en la Francia del Antiguo Régimen eran asambleas convocadas por el Rey de manera excepcional y a la que acudían representantes del clero -Primer estado -, la nobleza -Segundo estado - y los representantes de las ciudades con ayuntamiento -Tercer estado-.
Fueron creados en 1302 por Felipe IV de Francia, cuando el papa Bonifacio VIII convocó al clero francés a un sínodo en Roma, para juzgar al rey de Francia, por abusos contra la iglesia, a lo que Felipe IV respondió acusando de herejía al papa ante los representantes del clero, la nobleza y, por primera vez, representantes de la ciudad de París.
De esta forma surgieron los Estados generales de Francia, y en ellos se convocó un concilio general para juzgar al papa Bonifacio VIII, así como prohibir al clero francés, asistir al sínodo convocado por el papa en Roma.
Los Estados generales fueron convocados solo 21 veces en 487 años. Eran una asamblea excepcional, y su reunión solía significar la existencia de una crisis política o económica, que obligaba a saber la opinión de los representantes de los poderes del país para confirmar una decisión real, generalmente en materia fiscal.
En 1789, la monarquía francesa, al borde de la bancarrota y arrinconada por la aristocracia regionalista, pensaba encontrar un medio de salvación convocando los Estados generales.
El Rey convocó los Estados generales para el 5 mayo de 1789 en Versalles, una asamblea que no se libró de controversias, dado que los representantes de los estamentos privilegiados se opusieron al nuevo sistema representativo que doblaba el número de diputados del Tercer Estado.
Formalmente, el enfrentamiento se manifestó en el terreno de los votos pues el rey era partidario del voto por estamentos, pero los representantes del Tercer Estado eran partidarios del voto individual.
Los privilegiados rechazaron inmediatamente la nueva propuesta, pues la diferencia de número se haría notar y así podrían llegar a alcanzar la mayoría en los Estados generales ya que la asamblea estaba compuesta por 1139 diputados: 291 clérigos, 285 nobles y 578 Tercer Estado.
La apertura de los Estados generales del 5 de mayo 1789 y la imposibilidad de llegar en ellos a ningún acuerdo, marcó el inicio de la Revolución francesa.
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