Ámsterdam, es la capital de los Países Bajos y fue fundada en el siglo XIII como un pequeño pueblo pesquero, siendo en la actualidad la ciudad más grande del país y un gran centro financiero y cultural.
El centro histórico fue construido en gran parte en el siglo XVII y es hoy en día uno de los más grandes de Europa, con canales semicirculares alrededor del casco antiguo de la ciudad, siendo conocida como la “Venecia del norte”.
El término “Amsterdam” aparece por primera vez, en un certificado del 27 de octubre de 1275, en que los habitantes, que habían construido un puente con una presa, quedaban exentos de pontazgo por orden del conde Florentino y en el año 1300 se le concedieron los derechos de ciudad, y a partir del siglo XIV empezó a florecer como centro comercial, a base del comercio con otras ciudades neerlandesas y alemanas, conocidas como la Liga Hanseática.
En el siglo XVI comenzó el conflicto entre neerlandeses y Felipe II de España, que causó una guerra que duró 80 años y que finalmente dio a los Países Bajos su independencia. El siglo XVII se considera “el Siglo de Oro de Ámsterdam”, ya que se convirtió en una de las ciudades más ricas del mundo y sus comerciantes poseían la mayor parte de la Compañía de las Indias Orientales, organización que se instaló en los países que luego pasarían a ser colonias de Países Bajos.
Tras las guerras entre los Países Bajos y el Reino Unido y Francia, durante el siglo XVIII, Ámsterdam dejó de florecer, sobre todo por causa de las Guerras Napoleónicas, aunque pese a ello, en el año 1815, la situación empezó a mejorar.
El final del siglo XIX se suelen denominar como el “segundo Siglo de Oro de Ámsterdam”, porque se construyeron nuevos museos, una estación de tren, la sala de conciertos de la ciudad y al tiempo llegó a la ciudad la Revolución Industrial.
Durante la Primera Guerra Mundial, Países Bajos tomó una posición neutral, pero aún así la población sufrió mucha hambre y una grave falta de suministro de gas.
El 10 de mayo de 1940, Alemania invadió los Países Bajos e instalaron un gobierno civil nazi en Ámsterdam, que se encargaba de la persecución de los judíos y más de 100 000 fueron deportados a campos de concentración. Entre ellos se encontraba la niña Ana Frank.
Durante los últimos meses de la guerra, la comunicación con el resto del país se interrumpió y la población sufrió una grave escasez de comida y energía. Muchos habitantes de Ámsterdam tuvieron que ir al campo en busca de algún tipo de alimentación y para sobrevivir, llegándose consumir perros, gatos y bulbos de flores.
En la actualidad, Amsterdam es una bella ciudad para recorrer a pie o en tranvía, ya que la circulación de vehículos se hace complicada, especialmente por el centro y también, los paseos en barco permiten viajes por los principales canales de la ciudad y el puerto, que dan una idea del estilo de edificios y fachadas de las construcciones más importantes de la ciudad.
El hecho de que se tolere el consumo y compra de drogas blandas en los denominados coffe-shops, no deja de sorprender e interesar a los visitantes. Amsterdam ofrece una infinidad de estos coffe-shops y todos ellos tienen en común las velas, música relajante y un olor a incienso que inunda estos peculiares lugares.
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