Tal día como hoy, 4 de noviembre de 1922, tras
más de dos años de excavaciones en el Valle de los Reyes -Egipto-,
Howard Carter descubre la tumba de Tutankamón. En el interior, se
encuentra uno de los más fantásticos tesoros jamás hallados por
arqueólogos, en el que se hallan vasos canopes, piezas de alabrastro
y oro, así como algunas piezas de mobiliario.
La mayor parte de los faraones egipcios, se
recuerdan porque fueron grandes soldados conquistadores o porque
construyeron gigantescos templos y tumbas. Tutankamón no fue ni un
gran soldado ni un gran constructor, sin embargo es el más conocido
de todos ellos, lo que se debe al dramático descubrimiento de su
tumba en 1922, ya que al contrario que el resto de tumbas reales,
nunca fue saqueada y por ello estaba llena de tesoros.
Tutankamón nació aproximadamente en 1341 a.C.
Solo reinó durante nueve años y murió antes de cumplir los 20 de
edad. A pesar de que no se sabe a ciencia cierta quiénes fueron sus
padres, los candidatos más probables son Amenhotep IV y su reina,
Nefertiti.
Con el nombre de Tutankhatón, el niño fue criado
en la nueva capital real: Akhetatón. Su padre había rechazado a los
dioses tradicionales de Egipto en favor de un nuevo dios, Atón, y
trasladado la Corte desde la antigua capital, Tebas.
La estrecha relación de Tutankhatón con la
familia real se vió reforzada por su matrimonio con la hija de
Akhenatón, mucho mayor que él y probablemente su hermana.
El traslado de la corte real a Menfis, y la
restauración de Amón como dios principal de Egipto, sugieren que los
consejeros del joven rey se oponían a las ideas de su padre, y
querían regresar a la ideología tradicional.
Tutankamón murió cuando tenía unos 18 años de
edad y su muerte fue inesperada, puesto que no se había preparado
todavía una tumba para él en el Valle de los Reyes. En vez de ello
se adecuó una pequeña tumba no real y durante los 70 días que
duraba la momificación del cuerpo se decoraron sus paredes.
La modesta tumba implicó que, al contrario que
algunas de las más grandes tumbas del Valle de los Reyes, la de
Tutankamón fue ignorada y olvidada, después de que se echaran
sobre su entrada los escombros por la excavación de la cercana tumba
de Ramsés VI y el faraón-niño permaneció sin ser molestado
durante más de 3.500 años, hasta que su tumba fue descubierta por
el arqueólogo inglés Howard Cárter en 1922.
El 4 de noviembre de 1922, sus trabajadores
descubrieron un grupo de escalones que conducían a una entrada
bloqueada. Los sellos estaban intactos y mencionaban al dueño de la
tumba: Tutankamón. Cárter abrió un pequeño agujero en ella para
ver qué es lo que había detrás. Lo que vio fue, según sus propias
palabras: “por todas partes el brillo del oro”.
Los objetos más notables eran tres lechos
chapados en oro con forma de animales sagrados y un grupo de seis
carros desmontados. Dos puertas conducían a su interior, la primera,
a una pequeña habitación llamada el Anexo, donde almacenaron la
comida, vino y aceites para el rey y la segunda - completamente
bloqueada y guardada por dos estatuas del rey - conducía a la cámara
funeraria, donde reposaba Tutankamón.
Lord Carnarvon no llegó a conocer qué se
escondía dentro del sarcófago de Tutankamón, pues murió antes, en
abril de 1923 y por entonces la tarea de vaciar la tumba apenas había
comenzado.
La máscara es sólo una parte del gran tesoro
encontrado en la cámara funeraria. El cuerpo momificado estaba
guardado en el interior de varios sarcófagos, uno dentro de otro,
como si se tratara de una muñeca rusa.
Finalmente, había un ataúd de oro macizo que
pesaba 110 kg y cuando se levantó la tapa de este último, reveló
el cuerpo momificado y la máscara funeraria de oro de Tutankamón.
Las manos del rey también estaban cubiertas de oro y las vendas
que las cubrían, escondían una impresionante cantidad de joyas.
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