jueves, 14 de noviembre de 2019

La conquista de la isla de Tenerife


Tal día como hoy 14 de noviembre de 1494 en Tenerife - Islas Canarias - tiene lugar la Batalla de Aguere, batalla inicial que encarrilará definitivamente la conquista de la isla de Tenerife por los castellanos al mando de Alonso Fernández de Lugo, que se dará por concluida un mes más tarde de forma definitiva, en lo que se conoce como Segunda Batalla de Acentejo, donde perecerán gran parte de los guerreros guanches y sus capitanes.

La Batalla de Aguere, es el nombre que recibe la batalla inicial de la conquista de la isla de Tenerife por los castellanos al mando de Alonso Fernández de Lugo y aunque la fecha exacta aparece controvertida para algunos historiadores, es probable que ocurriera tal día como hoy.

Después de la Primera Batalla de Acentejo, Alonso Fernández de Lugo regresó a Gran Canaria, prácticamente sin tropa tras la mortandad sufrida en la batalla de soldados y tropas auxiliares, y estableció relación con mercaderes genoveses, que se encontraban en Gran Canaria.

La tropa reunida de nuevo, embarca en noviembre en seis carabelas y en una docena de barcazas menores, dirigiéndose al puerto de Santa Cruz de Tenerife. El total de hombres ascendía a unos 1.200, con una pequeña compañía de caballería y algo de artillería.

Sobre el 10 de noviembre desembarcó de nuevo en Tenerife, con el propósito de llevar a cabo la conquista definitiva de la última isla que no reconocía aún la soberanía de la Corona de Castilla

Los guanches advierten con sorpresa, que el ejército castellano dominaba las lomas y Bencomo, mencey supremo de la isla,  reorganiza a sus huestes y con 5.000 hombres corre a las afueras de San Cristóbal de La Laguna, con ánimo de cortar el paso a los españoles

Comenzada la batalla, la vanguardia española constituida por arcabuceros y ballesteros sembró el terror y la muerte entre los atacantes guanches. Después entraron en acción los piqueros y caballeros, hiriendo y matando a los fugitivos. Este primer enfrentamiento duró varias horas, con repetidos ataques, por parte de los guerreros de Bencomo.

Pero la derrota era inevitable, dado el terreno, llano y por lo tanto favorable para los españoles. Las tropas de Bencomo comenzaron a cejar, terminando por caer en una desordenada retirada cuando se advirtió la llegada de los aliados canarios de los españoles, que venían del real de Santa Cruz, ascendiendo por los barrancos.

Bencomo fue mal herido, como lo fue Acaymo, y Tinguaro, es decir, los tres jefes del ejército guanche se hallaban en serios aprietos y se ordenó la retirada hacia Tacoronte, mientras las fuerzas españolas reunidas atacaron al mencey y al grueso del resto de sus tropas, impidiendo su ordenada retirada.

En una última y suicida intentona, los guanches, dirigidos por Bencomo, tratan de atacar hacía los altos de La Laguna, pero son cazados antes de llegar a ellos por la caballería castellana, seguida por piqueros y rodeleros, algunos de los cuales acaban con la vida del caudillo guanche, además de exterminar a cientos de guerreros en su huida, siendo las bajas entre los guanches entre 1.700 y 2.600, en tanto que las castellanas varían, entre 30 y 55 y algunas docenas de heridos.

La victoria de las tropas castellanas, unida según algunos a las plagas causadas por la corrupción de los cadáveres insepultos en el campo de batalla, y a la muerte de su principal líder, el mencey de Taoro, y sus mejores capitanes, trajo las sucesivas derrotas que decidieron el rápido final de la resistencia guanche.

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