Tal día como hoy, el 14 de enero de
1898, muere Lewis Carroll una de las mentes más polifacéticas de
nuestra historia.
Carroll es universalmente conocido por
escribir la novela Alice in Wonderland -Alicia en el País de las
Maravillas-; una obra muy rica que ha sido estudiada en profundidad y
de la que se han obtenido diversas interpretaciones.
En 1854, empezó a trabajar como
docente y a colaborar en revistas cómicas y literarias, adoptando el
seudónimo por el que sería universalmente conocido. En 1857 obtuvo
una plaza como profesor de matemáticas, y cuatro años después fue
ordenado diácono.
En 1862, en el curso de uno de sus
paseos habituales con la pequeña Alice Liddell y sus dos hermanas,
hijas del deán del Christ Church, Lewis Carroll les relató una
historia fantástica, “Las aventuras subterráneas de Alicia”.
El libro se publicó en 1865, con el
título de Alicia en el país de las maravillas; él mismo costeó la
edición, que fue un éxito de ventas y recibió los elogios unánimes
de la crítica, factores que impulsaron a Carroll a escribir una
continuación, titulada A través del espejo y lo que Alicia encontró
allí.
La peculiar combinación de fantasía,
disparate y absurdo, junto a incisivas paradojas lógicas y
matemáticas, permitieron que las obras se convirtieran a la vez en
clásicos de la literatura infantil y en inteligentes sátiras
morales, llenas de apuntes filosóficos y lógicos, aunque
naturalmente para un público adulto y atento.
Alicia se adentra en un mundo en el que
el espacio y el tiempo se deforman, y en el que pueblan criaturas
extrañas y perturbadoras. El universo descrito por Carroll se ha
asociado incluso a una profunda inestabilidad mental, y también a
otras patologías, entre ellas un poco afortunado gusto por las
muchachas jóvenes.
De su biografía, se ha inferido que su
enfermiza fuente de inspiración fueron las jóvenes hermanas
Liddell.
Poca gente sabe que, además de
escritor, Lewis Carroll era principalmente matemático e inventor.
Ideó una original tabla de notas para escribir en la oscuridad a la
que llamó nictógrafo, con la intención de que no se le escapara
ninguna idea que pudiera asaltarle en sueños, en mitad de la noche;
y fue el precursor del Scrabble, popular juego de letras e ingenio
que ha trascendido épocas.
Por otra parte, han sido objeto de
diversas especulaciones las tendencias sexuales de Carroll, sobre
todo en lo referente a sus numerosas amistades con niñas, a las que
gustaba de fotografiar en las poses más variadas, ataviadas con
multitud de vestimentas, e incluso desnudas.
Aunque siempre se le consideró un
soñador inofensivo, en 1996 el autor Richard Wallace no vaciló en
acusarlo de haber sido el hombre que estaba oculto bajo el alias de
Jack el Destripador.
Las pretendidas pruebas que
supuestamente lo acusaban eran frases crípticas contenidas en sus
libros diecinueve años antes de la matanza del otoño de 1888. Según
esta interpretación, el ya desequilibrado escritor dejó allí
pistas anticipando los crímenes que planeaba cometer.
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