Tal día como hoy 21 de mayo del año
822, al fallecer en el Emirato de Córdoba, el emir
Alhakén I, le sucede su hijo Abderramán II que reinará hasta su
muerte en 852, y es gran amante de la cultura. Durante su reinado,
además de guerrear, fomentará las ciencias, las artes, la
agricultura, la industria y atraerá a su ciudad los más ilustres
sabios de la época. Se dedicará a embellecer su capital, hasta
convertirla en un centro de las artes y las ciencias en Europa
Occidental.
Su reinado se caracterizó por la
inestabilidad política. Protector de las artes y las letras,
convirtió Córdoba en un gran centro cultural. Inició una
persecución contra los mozárabes y repelió las incursiones
normandas.
El traspaso de poder se realizó de
forma ordenada, pero un hermano de Hisam I, Abd Allah al-Balansí,
que era un viejo candidato al trono, aprovechó la situación para
extender su dominio valenciano por las tierras de Murcia; la
intervención del emir no fue necesaria, pues el sublevado sufrió un
ataque de parálisis que lo obligó a retirarse a Valencia.
Un acontecimiento singular de su
reinado fueron las incursiones en la península de los Normandos, que
llegaron a penetrar hasta la misma Sevilla. En el año 844 los
normandos atacaron Gijón y La Coruña, y el 20 de agosto de ese mismo año
desembarcaron en Lisboa, en la que durante trece días estuvieron
combatiendo.
Continuaron bordeando las costas hacia
el Sur, hasta la desembocadura del Guadalquivir. Se adueñaron del
puerto de Cádiz y se adentraron por el río hasta Coria del Río y
la propia Sevilla, ciudades que destruyeron y saquearon.
Mientras tanto, Abd al-Rahman reunió
un ejército y lo puso bajo las órdenes de sus tres mejores
generales, que vencieron a los normandos en el campo de Tablada, el
11 de noviembre. Los invasores marcharon hacia Aquitania, pero en el
regreso aún atacaron Niebla y algunas plazas del Algarve.
Pese a todo, la tranquilidad de los
territorios que gobernaba permitió a Abderramán II marchar contra
los reinos cristianos. En 823 dirigió una aceifa -expedición
realizada en verano- por las tierras alavesas, en la que se consiguió
un importante botín; en agosto de 824 las tropas musulmanas,
asolaron de nuevo las tierras de Álava y vencieron a Alfonso II al
pie del Monte de los Magos.
En 838 tuvo lugar una nueva campaña,
en la que intervinieron tres generales omeyas, y en 840 el propio
emir dirigió personalmente otra aceifa por Galicia que únicamente
le proporcionó algún botín. La última expedición importante es
la que dirigió otro príncipe, Muhammad, contra León, ciudad que
sitió y dejó totalmente destruida en 846.
Durante su mandato se edificaron la
alcazaba de Mérida, las murallas y la mezquita de Sevilla y la
mezquita de Jaén; se amplió además la mezquita mayor de Córdoba
en los años 833 y 848. Abd al-Rahman II se rodeó de poetas y
sabios, entre los que destacaron Abbas ibn Firnas y Yahya al-Gazal.
Murió en la noche del 22 de septiembre
de 852, quizás a causa de una de las muchas intrigas que lo acosaron
en los últimos años de su vida. Le sucedió su hijo Muhammad,
conocido desde entonces como Muhammad I. La fuente más importante
para conocer este periodo es la crónica Al-Muktabis del historiador
Ibn Hayyán.
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