Tal día como hoy, 12 de mayo de 1937,
el rey Jorge VI fue coronado en la Abadía de Westminster. El rey
Jorge ocupaba el segundo lugar en la sucesión del trono, pero fue
coronado rey después de que su hermano Edward VII, renunciase al trono, para
poder casarse con la estadounidense Wallis Simpson.
En 1936 el rey de Inglaterra, George V,
falleció y dejó en su lugar a su hijo mayor, Edward VIII. El
reinado, que debía durar por el resto de su vida, solo duró un par
de meses por la sencilla razón de que él estaba enamorado de una
mujer que la monarquía no aceptaba.
Las personas “normales” se pueden
enamorar de quien sea y si a los demás no les gusta, es problema de
ellos. Sin embargo, un miembro de la realeza no tiene la misma
suerte. Edward conoció a Wallis Simpson, una mujer de la alta
sociedad norteamericana, que se convirtió en su gran amor, pero
tenía un problema: se había divorciado dos veces.
Su amorío llevó a una crisis
constitucional en Gran Bretaña, ya que el rey es la figura principal
de la Iglesia de Inglaterra y casarse con una persona divorciada no
era moral para ellos.
En vez de acatar, él decidió
abandonar el poder por amor y anunció su abdicación a través de un
discurso en la radio y en el que dejaba claro su gran sacrificio.
Un año después, el tres de junio de
1937, se casaron en Francia y ningún miembro de la familia real
acudió a la ceremonia. Si bien la realeza se negó a otorgarle un
título nobiliario a Wallis Simpson y ya no tenían un poder real, cambiaron
el destino de la realeza para siempre.
Si él no hubiese abdicado, George VI
no hubiese sido rey y Elizabeth II nunca hubiera llegado al trono y
la realeza, tal como la conocemos hoy, hubiera sido muy diferente y
quizás fue un cambio para mejor, después de todo, Edward y su
esposa fueron figuras muy controvertidas.
Antes, durante y después de la Segunda
Guerra Mundial, muchas personas del gobierno y de la sociedad
sospechaban que el duque y la duquesa de Windsor simpatizaban con los
nazis.
En el transcurso de las décadas de
1950 y 1960, la pareja vivió entre Europa y los Estados Unidos,
disfrutando de una vida de ocio como celebridades sociales. Al morir
el duque en 1972, la duquesa se recluyó y rara vez volvió a ser
vista en público.
Su vida privada fue la fuente de
múltiples especulaciones y todavía sigue siendo una figura
controvertida en la historia británica.
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