miércoles, 20 de mayo de 2020

Charles Lindbergh, un pionero de la aviación

Tal día como hoy, 20 de mayo de 1927 Charles Lindbergh, partió de Roosevelt Field en Long Island, Nueva York volando con su avión, el “Espíritu de San Luis” en un vuelo de Nueva York a París, siendo un hito en la historia de la aviación. Completó el vuelo de 33 horas y 30 minutos y aterrizó en el aeropuerto de Le Bourget, París, la noche del 21 de mayo.

Charles Lindbergh fue un héroe de la aviación norteamericana. Hijo de un congresista de Minnesota, Lindbergh inició estudios de ingeniería, que abandonó para hacerse aviador en 1920, cuando la aviación era aún un asunto de pioneros con grandes dosis de riesgo y aventura.

Saltó a la fama en 1927 al realizar en solitario el primer vuelo sin escalas entre Nueva York y París. La hazaña respondía al reto de una empresa hotelera francesa que había ofrecido un gran premio para quien la realizara; y fue posible gracias al apoyo financiero de algunos empresarios de San Luis, que permitió a Lindbergh construir para la ocasión su propio avión, “el Espíritu de San Luis”.

La importancia de aquel primer vuelo trasatlántico directo, quedó resaltada por los fracasos anteriores de otros famosos aviadores mejor equipados; varios gobiernos reconocieron su mérito con condecoraciones y honores, que completaron el entusiasmo popular despertado por esta figura heroica.

Posteriormente, Lindbergh realizó el primer viaje sin escalas entre Washington y México en 1927 y exploró las rutas aéreas hacia Asia a través del Pacífico. En los años treinta se convirtió en directivo de la compañía aérea Panamerican y participó en las investigaciones científicas del premio Nobel de Medicina Alexis Carrel.

El secuestro y asesinato de su hijo en 1932 desató una oleada de indignación popular que llevó al reforzamiento de los poderes del gobierno federal en la lucha contra el crimen.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, defendió posturas aislacionistas, movido por su ideología racista, su simpatía hacia la Alemania nazi y su convicción de que la aviación alemana era invencible; no obstante, a partir de la entrada de los Estados Unidos en la contienda, sostuvo el esfuerzo bélico norteamericano como consejero técnico de las Fuerzas Aéreas.

Su relato autobiográfico El espíritu de Saint Louis obtuvo el premio Pullitzer en 1953; el gran Billy Wilder firmó una adaptación cinematográfica del mismo, titulada El héroe solitario.



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