Tal día como hoy, 30 de mayo de 1937 por primera vez en la Guerra Civil Española, una potencia extranjera abiertamente se involucra en la guerra, al bombardear la ciudad y el puerto español de Almería, por parte de cuatro barcos de Guerra Alemanes, causando la pérdida de 400 vidas.
El día 30 de mayo de 1937, a media
mañana, una escuadrilla de bombarderos republicanos Tupolev, los
llamados Katiuska, tripulados por pilotos soviéticos, partió de la
base de Los Alcázares, en Murcia, y bombardeó, un
gran buque de guerra fondeado en el antepuerto de Ibiza. Los
aviadores afirmarían a su vuelta haber atacado a uno de los mayores
barcos de guerra franquistas, probablemente al crucero Canarias.
Un error de apreciación por parte de
los pilotos de fuerza aérea republicana, degeneró en una escalada de represalias
por parte alemana, que pudieron llegar a convertirse en una mayor
implicación, más allá de los suministros que aportaban
regularmente a las fuerzas franquistas. Con este incidente, Alemania
podría entrometerse más a fondo en la Guerra Civil española.
El barco en cuestión se trataba de un
acorazado de bolsillo alemán, el Deutschland, que incumplía la
normativa del Comité de no Intervención de permanecer a diez
millas de la costa española. La nave resultaría seriamente averiada
por las bombas de estos aviones rusos, registrándose más de treinta muertos y setenta
heridos entre sus tripulantes, casi todos ellos en el momento del
ataque, reunidos en el comedor.
Hitler estaba colérico por esta ofensa
y su primera intención fue bombardear el puerto de Valencia, como
represalia, pero los jerarcas nazis le convencerían para que el
ataque fuera sobre un puerto de menor relevancia. Se tomó entonces
la decisión de que el crucero de bolsillo Almirante Scheer y cuatro
destructores de última generación, bombardearan el puerto de
Almería.
Había un gran trajín de buques de la
marina alemana, en el Mar Mediterráneo en misiones de apoyo de
suministros al bando sublevado, por lo que no fue difícil reunir una
fuerza naval apropiada para atacar a la ya debilitada república. A
los citados buques se les ordenó dirigirse a su objetivo, para lo
que se situaron ante Almería poco después del amanecer, del 30 de
mayo de 1937.
El bombardeo alemán empezó a las 7 horas
de ese día, abriendo fuego contra las baterías de costa, el puerto
y sus instalaciones y cualquier barco que se encontrase dentro de él
o en la bahía. Más de 200 rondas de proyectiles sembraban,
incendios por doquier. El bombardeo de Almería por la flota alemana
se saldó con medio centenar de muertos, 55 heridos y más de
cincuenta edificios destruidos. Francia e Inglaterra elevarían unas
quejas diplomáticas muy descafeinadas
En aquellos duros momentos para la
república, tanto el ministro de Defensa como el coronel - y más
tarde general-, Vicente Rojo, eran partidarios de “pisar el
acelerador” dando una respuesta contundente a los alemanes. Rojo y
sus colaboradores acatarían, sin embargo con disciplina, la decisión del
consejo de ministros, de no responder al ataque, en la que se perdería una ocasión única para
los intereses republicanos.
Negrín, Azaña, los comunistas y los
nacionalistas, votarían en contra de esta huida hacia adelante
a sabiendas de su manifiesta inferioridad pero con una clara
inspiración estratégica, ya que buscaban la implicación de Francia e
Inglaterra, lo que de haber ocurrido, habría dado un aliento de
esperanza a un país en llamas.
Almería sería bombardeada hasta en
52 ocasiones, por no haber secundado la sublevación franquista.
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