Tal día como hoy, 22 de noviembre de 1574, en un viaje de El Callao a Valparaíso, el navegante Juan Fernández, debido a una tempestad que desvía su rumbo, descubre el archipiélago que lleva su nombre.
El archipiélago Juan Fernández, es un conjunto de islas situados en el Pacífico Sur, a más de 670 km de las costas de Chile, compuesto por las islas Robinson Crusoe – antes conocida como “Más a Tierra” - Alejandro Selkirk - antes “Más Afuera”- Santa Clara e islotes menores que en la actualidad pertenece a Chile, siendo famosas por la novela Robinson Crusoe.
Su descubridor, Juan Fernández fue un marino español, capitán y piloto mayor, que bordeó, entre 1563 y 1574, las costas occidentales de América del Sur, descubriendo el archipiélago de su nombre, buscando sortear la corriente marina de Humboldt, navegando alejado de la costa, encontrando una nueva ruta marítima que la evitaba,
El archipiélago, fue descubierto oficialmente el 22 de noviembre y sucedió por casualidad, al ser al barco de Juan Fernández desviado de su ruta por una tempestad, pensado - de manera acertada- que allí la corriente no existía y podría navegar hacia el sur con menor resistencia, al contrario que a la vuelta, que la tendría a su favor, con lo cual se acortó el tiempo de viaje en la ruta norte-sur entre Callao y Valparaíso, de seis meses, a 30 días
Esta ruta - buscada por todos los marinos – evitó que el viaje hacia el Sur del continente sudamericano por el Océano Pacífico, dejase de ser una travesía extremadamente lenta..
Tras más de 15 años de experiencia en esta ruta, avistó el archipiélago que luego lo inmortalizaría, especulándose con un posible viaje hasta Oceanía, durante el cual habría descubierto Nueva Zelanda a fines de 1576, según un documento presentado a Felipe III, el año 1615.
En este sentido, muchos historiadores afirman, que “Juan Fernández fue el descubridor de Nueva Zelanda y algunos creen que incluso visitó Australia”, basándose en las descripciones del terreno y de los ríos, indicando el 1576, como fecha de la expedición, aunque el hecho no tuvo mayor realce en su día, ante el enfado del virrey del Perú al no haberlo promocionado, ni dado su consentimiento.
Durante los siglos XVII y XVIII, el archipiélago fue un nido de piratas y corsarios, hasta que en 1749 los españoles construyeron el “Fuerte Santa Bárbara” en la isla Robinson Crusoe, constituido por 6 fortines artillados, que tras la batalla de Rancagua de 1814, en la guerra de Independencia Chilena, sirvió de prisión – como toda la isla - para los patriotas vencidos.
El nombre de “Robinson Crusoe”, proviene de la obra de Daniel Defoe, publicada en 1719, una autobiografía ficticia de un náufrago inglés, que pasa 28 años en una remota isla tropical, historia tal vez inspirada en hechos reales.
La novela narra la peripecia de Robinson Crusoe, que vivió completamente solo en una isla deshabitada en las costas de América, adonde había sido arrastrado tras un naufragio, en el cual todos murieron menos él.
La leyenda dice que, Juan Fernández obtuvo escritura de propiedad de la isla a su nombre y durante unos años residió allí, pero se supone, que finalmente se deprimió en su solitaria propiedad y tras un tiempo retornó al continente y, según se cuenta, llegó a ser un barbero muy charlatán en la ciudad de Lima.
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