jueves, 5 de noviembre de 2015

Tutankamon, un faraón menor cuya tumba revitalizó la egiptología

Tal día como hoy 5 de noviembre de 1922 se descubre en Egipto la tumba de Tutankamon.

Neb-jeperu-Ra Tut-anj-Amón, popularmente conocido como Tutankamón, fue un faraón perteneciente a la dinastía XVIII de Egipto, que reinó de 1336 a 1327 a. C.

Murió hacia los 19 años de edad, tras haber reinado unos nueve años, sin haber consolidado su poder y durante su reinado, hubo en Egipto una epidemia de malaria con una elevada mortandad, encontrándose en su tumba remedios contra la fiebre, creyéndose que murió de esta enfermedad.

Su tumba, fue encontrada en el Valle de los Reyes por el británico Howard Carter, y fue uno de los descubrimientos arqueológicos más sensacionales de la historia de la egiptología, debido a la gran riqueza encontrada.

A eso debe la fama Tutankamón, al tardío descubrimiento de su tumba, que es hasta el momento la única tumba real encontrada con un ajuar funerario tan variado, numeroso, bien conservado y casi intacto.

Aunque la tumba había sido violada por saqueadores en la Antigüedad, su contenido fue restituido y se volvió a sellar y tres mil años después, los objetos encontrados, permitieron conocer muchos aspectos de la vida del Antiguo Egipto, plasmados en vasijas, cofres, juegos, armas, etc.

La prematura muerte del faraón hizo que fuese enterrado en una pequeña sepultura destinada a un personaje no real, que fue transformada para acoger al rey, catalogando en ella 5000 objetos que se encontraron en las cuatro pequeñas cámaras,  en la actualidad en el Museo de El Cairo.

El sarcófago de cuarcita roja, contenía tres ataúdes antropomorfos, uno dentro de otro, de madera chapada en oro los dos primeros y de oro macizo el último, en el cual estaba la momia del  faraón, con la cabeza cubierta por la célebre máscara.

Los alimentos que contenía la tumba eran panes, pasteles de trigo y cebada, espalda de buey y costillas de cordero condimentadas con especias y miel, grandes jarras de vino, así como dátiles, higos, uvas y almendras. También se encontraron seis carruajes, cuatro de ellos de ceremonia, de madera revestida con oro e incrustaciones de cristal, y los otros dos más ligeros, tal vez para cazar.

El hecho de que varios exploradores que participaron en el descubrimiento de la tumba murieran poco después, en circunstancias extrañas, dio pie a muchas historias fantásticas y leyendas, sobre una supuesta maldición faraónica.

La ciencia tiene varias hipótesis, una de las mas fiables es que en el aire viciado de la tumba habría esporas de hongos microscópicos, conservadas durante varios milenios, que aún fueron capaces de infectar a varios de estos exploradores al inhalarlos.

Al parecer, nada mágico ni sobrenatural, se escondía dentro de la tumba.

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