Tal día como hoy 28 de junio de 1495, las tropas francesas derrotan al ejército expedicionario al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba en Seminara - Italia- en la llamada Guerra italiana.
En abril de 1495 los Reyes Católicos enviaron un ejército expedicionario a Nápoles que al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba desembarcaba en Calabria con 2.000 infantes y 300 jinetes, en apoyo del rey de Nápoles Fernando II.
Las tropas francesas, de Bérault Stuart d'Aubigny, eran superiores en número, especialmente en caballería, por lo que el comandante español decidió evitar una batalla campal y desarrolló una campaña de guerrillas, aprovechando la experiencia de sus hombres en la Guerra de Granada.
La táctica rindió sus frutos y permitió a Córdoba tomar Fiumara, Santa Ágata y el 6 de junio Seminara, mientras Stuart reagrupó sus fuerzas y reforzadas por las estacionadas en Basilicata al mando de Precy, marchó sobre Seminara.
Decidido a forzar a los españoles a presentar batalla, Stuart los acusó de cobardía, lo cual tuvo éxito y pese a que Gonzalo Fernández de Córdoba, aconsejaba encerrarse en Seminara hasta tanto formase una opinión de las fuerzas enemigas, su superior, el rey Fernando II de Nápoles, herido en su orgullo, ordenó enfrentarse a los franceses.
El 21 de junio Córdoba desplegó las tropas aliadas al este de la plaza, junto al tramo vadeable del río Petrace y Stuart enfrentó el vado con la caballería francesa, y los piqueros suizos, dejando como reserva a las tropas italianas.
Los franceses iniciaron el cruce recibiendo el ataque de la caballería española, que una vez los desorganizaron, retrocedieron a sus posiciones para reagruparse y volver a la carga. Sin embargo, la inexperta infantería napolitana interpretó el repliegue táctico español como huida y huyó del campo de batalla, por lo que viendo la dispersión de sus aliados, Córdoba ordenó la retirada, hacia Seminara,
Por su parte, Stuart, que se encontraba enfermo, dejó en una litera el campo de batalla apenas vio decidida la acción, perdiendo los franceses la oportunidad de definir la campaña.
Tras su primer y única derrota en batalla, Fernández de Córdoba abandonó las plazas ocupadas y se refugió con sus tropas en Reggio tras la protección de sus murallas y de la potente flota aragonesa, mientras que Fernando II se trasladaba a Sicilia en busca de refuerzos.
Aprovechando las enseñanzas de su derrota, Córdoba modificó la composición y organización de sus tropas. Sustituyó a los ballesteros por arcabuceros y dio mayor relevancia a la infantería, a la que dotó de una nueva organización mediante “coronelías” y fortaleció su artillería, todo lo cual fue la base de los tercios españoles.
Respecto a su táctica, volvió a la guerra irregular, de desgaste y hostigamiento y tras varios golpes menores, Córdoba se adueñó de Muro, Calana, Bagneza, Esquilace y Sibaris, y para finales de año se hallaba en posesión de todo el sur de Calabria.
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