sábado, 30 de junio de 2018

El “bólido de Tunguska”

Tal día como hoy 30 de junio de 1908, en Siberia - Rusia - se registra una gigantesca explosión  que se cree fue causada por un meteorito.

El bólido de Tunguska fue una explosión aérea de alta potencia ocurrida sobre las proximidades de Tunguska, al norte de Siberia,  a las 7:17 del día 30 de junio de 1908.

El fenómeno alentó muchas hipótesis y teorías sobre lo ocurrido, pues  la detonación, similar a la de un arma nuclear, ha sido atribuida a un cometa o a un asteroide y debido a que no se ha recuperado ningún fragmento, se sostiene la teoría de que fue un cometa formado por hielo.

El bólido, de un diámetro estimado entre 40 y 190 metros detonó en el aire y la explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas, hasta en el Reino Unido y derribó árboles en un área de 2.150 km²,  haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia.

Tras la explosión, durante varios días, las noches eran tan brillantes en zonas de Rusia y Europa, que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial y hasta el maquinista del ferrocarril Transiberiano, detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los raíles.

El estudio del suceso fue tardío y confuso, pues el gobierno zarista no lo consideró prioritario y  tenían mucho interés en hacerlo pasar por una “advertencia divina” contra la agitación revolucionaria en Rusia, y no sería hasta 1921, cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición.

Los supervivientes de la zona afectada por la explosión la describieron ante los investigadores, como un hongo gigante que se elevaba por los aires. Los animales huyeron y las tiendas donde vivían  los tunguses, ubicadas a más de 50 km de distancia volaron por los aires.

La teoría más aceptada actualmente, es que un cometa pequeño o quizá solo un fragmento, compuesto de hielo y polvo, estalló y quedó completamente vaporizado por el roce con la atmósfera terrestre, permitiendo que el hielo convertido en gas se dispersase, eliminando todo rastro de la explosión. Al observar los sismogramas del “fenómeno Tunguska”, estos corresponden a una explosión de una potencia de 30 megatones, al ser comparados con las de actuales explosiones nucleares aéreas.

La conclusión más aceptada hoy, por la mayoría de los astrónomos, es que el bólido de Tunguska se debió a la colisión de un fragmento desprendido del cometa Encke, que se volatilizó antes de tocar el suelo.

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